NUEVA YORK.- Mariano Zabaleta saldrá este miércoles convencido de que escribirá un capítulo de lujo en la historia del tenis argentino, venciendo al ruso Marat Safin para enfrentarse a los estadounidenses Pete Sampras o Andre Agassi en las semifinales del Abierto de Estados Unidos.
Tanta es la confianza del argentino, que no ve la hora de enfrentarse al defensor del título en la cancha central. "¿Le avisaste a Safin que le voy a ganar?", le preguntó Zabaleta a su padre, Carlos, cuando éste le dijo que se cruzó al ruso.
Zabaleta, de 23 años y número 103° del mundo, ya hizo historia en el torneo. Es el primer argentino en 19 años que llega a cuartos de final en Nueva York, y sólo el octavo en 33 años que alcanza esa instancia en torneos de Grand Slam. Pero él quiere más, está convencido de que puede lograr más e igualar las semifinales de su compatriota Guillermo Vilas en 1975, 76 y 82. Emular el título de 1977 es aún un tema "tabú".
Y no es sólo Zabaleta quien confía. Muchos se lo cruzan en los entrenamientos, en el vestuario, en el restaurante, en la sala de jugadores y le dicen lo mismo: "Te felicito, te lo mereces, puedes seguir adelante". Otros, como el veteranísimo ecuatoriano Pancho Segura Cano, son más crudos. "Gánale, a Safin debes ganarle. Cuando lo tengas a tiro, apúntale a la cabeza", le dijo tomándolo de los hombros.
"Muchos se alegraron por mis triunfos, y eso es muy positivo, porque no es fácil que los jugadores se pongan contentos por el triunfo de un colega", dijo Zabaleta, que almorzó hoy pasta y entrenó 40 minutos por la tarde en la cancha 12, no sin antes buscar un "sparring", tema en el que no había pensado.
Anoche, tras llegar a su hotel en un día inolvidable, llamó a Franco Davín, el capitán del equipo argentino de Copa Davis, y se puso a su disposición para la serie por el ascenso ante Bielorrusia. "Quiero estar allá y colaborar en los entrenamientos", dijo el campeón mundial juvenil de 1995.
Hoy durmió hasta más tarde de lo habitual, buscando conservar la mayor cantidad de energía, algo que necesitará para su choque ante Safin en el estadio Arthur Ashe, donde 22.000 espectadores seguirán un duelo a pura potencia.
La confianza que irradia el ruso
"Será un partido muy difícil para los dos, ambos venimos de una situación parecida, volvemos a jugar bien tras una lesión y necesitamos sumar puntos, creo que estaremos un poco nerviosos", reconoció Safin de cara al partido. "Pero si juego como ante Johansson en octavos creo que será suficiente para ganar", añadió el ruso, que venció a Zabaleta las dos veces que se enfrentaron: primera ronda de París-Bercy '99 y primera ronda de Barcelona 2000.
Un masaje seguirá al entrenamiento y, siempre con la música de U2 como omnipresente banda sonora del que es el torneo de su vida, Zabaleta seguirá adelante con su principal cábala: cenar carne en el restaurante español de la 48 y Lexington, sentado en la misma silla de todos los días y acompañado sólo por cuatro personas más: su padre, su madre, su tía y su preparador físico.
Zabaleta viene cumpliendo un torneo notable. Derrotó en primera ronda al francés Sebastien Grosjean, número ocho del mundo; luego al estadounidense Taylor Dent, promesa para el futuro con un servicio imparable; y a continuación al británico Greg Rusedski, ex número cuatro del mundo y finalista del US Open en 1997. Allí cedió su único set del torneo, ya que en octavos batió al belga Xavier Malisse en sets corridos.
Es el único no preclasificado que sobrevive en el torneo, y pese a que el duelo Sampras-Agassi monopoliza la atención, su foto ilustra hoy una de las páginas de "The New York Times" dedicada al torneo: "Argentino en ascenso", es el encabezado sobre él.
La hora de la verdad llegará mañana, en un partido que será seguido por buena parte de una Argentina que quiere, al menos por un par de horas, olvidar su crisis. Lo logrará por un rato si la selección de fútbol vence a Brasil por las eliminatorias, y firmará un día para el recuerdo si Zabaleta se lleva por delante al número tres del mundo. Llegaría entonces el momento de probarse ante Sampras o Agassi, un duelo ante dos de los mejores jugadores de todos los tiempos en el que no hay nada que perder, sino todo por ganar.