SAO PAULO/SANTIAGO.- Puede que Colo Colo vuelva feliz con la cuenta de ahorro un poco más hinchada y con el por ahora impensado orgullo de mantenerse invicto en sus visitas a Brasil por la Copa Mercosur, pero el 0-0 de esta noche ante Corinthians no va a quedar ante los ojos puristas como una joya de partido, ni mucho menos.
Tenga la seguridad que si el partido hubiese sido después de almuerzo o bien entrada la noche, el rating habría sido escaso. Porque el lance no pasó de las escaramuzas, tibios embates de Kléber por la punta izquierda intentando meterse por el sector de Guajardo, y los pequeños piques de Reyes por el otro lado de la cancha, intentando superar a Rogerio.
Doni, el meta local, tal vez llegó a casa sin ducharse y la señora ni siquiera reclamó. Y aunque Ramírez en el segundo tiempo se pegó sus patentadas voladas-piruetas-puñetazos (esta vez efectivos) para alejar el peligro puede que en esta ocasión tampoco haya necesitado champú para limpiar su pelo de color extraño.
El duelo en el Pacaembú sólo pudo haber dejado satisfechos a los que ven el fútbol con una planilla y una calculadora. O para los insomnes.
Tanto juego intrascendente en el medio daba envidia. Envidia de ver que en la pieza de al lado el resto de la familia estaba viendo "Friends" y se reía y que no había argumento para defender el punto de oro que Colo Colo cosechaba otra vez en Brasil.
Bueno, por algo este mundo no es perfecto.