SANTIAGO.- Con una formación que incluyó varios juveniles, el Universidad de Chile quiso hoy cambiar su suerte en la Copa Mercosur pero no pudo superar a un también remendado Gremio de Porto Alegre, con el que empató 1-1 en un partido del Grupo E del torneo.
El conjunto azul, con una gran actuación del promisorio armador Sebastián Pardo, metió al Gremio en su zona durante casi todo el partido, pero los suplentes del equipo gaúcho, con un intenso despliegue de energías, lograron salir del estadio "Santa Laura" de Santiago con un punto que les permite mantener el invicto en el torneo.
El Gremio, líder del Grupo, sumó 13 puntos con este empate, mientras la "U" totalizó cuatro y, a falta de un partido como visitante con el River Plate argentino, agita los pañuelos del adiós a esta competición, en la que jamás ha tenido una alegría.
Las intenciones de ambos se notaron desde el comienzo, con avances bien llevados en cada lado, con una leve ventaja para el local, que se vio más incisivo, con García y Pardo manejando el medio campo, Barrera movedizo por las bandas y el peruano Maestri metido entre los centrales brasileños y disputando cada balón como si fuese el último.
Con dificultades, la defensa del Gremio, que estuvo dirigido por el técnico ayudante del equipo, Cléber Xavier, se las arregló para aguantar y para llegar también al área local, principalmente a través de avances llevados Rodrigo Mendes.
En los 16, Maestri entró por la derecha, centró a media altura y el balón fue empalmado a la perfección por Barrera que, desde el centro del área, abrió la cuenta para la "U".
La ventaja le duró al local sólo minutos. En los 21, Mendes inventó un pase de fantasía que descolocó a toda la defensa chilena y dejó solo a Claudio, que no tuvo problemas para derrotar a Herrera y establecer el empate.
La "U" conservó la ventaja posicional hasta el término de la primera mitad, pero no supo capitalizar sus numerosas llegadas, aunque metió al Gremio en su zona a tal punto que el visitante no inquietó de nuevo la portería azul.
En el segundo tiempo se acentuó el dominio local, al extremo de obligar al Gremio a meter hasta nueve hombres en su último fortín; sólo la mala definición de los delanteros azules permitía a la visita evitar el segundo gol en contra.
A los defensores brasileños no les importó dejar de lado, en largos pasajes, el tradicional "juego bonito" de los brasileños y sólo procuraron -y consiguieron- mantener de cualquier modo el balón lejos de su portería.