CALAMA.- Puede que la "U" no gane la liguilla. Es más, podría nunca más volver a la Copa Libertadores, pero la felicidad con que se abrazaron tras el 4-4 en Calama podría suplir de ahora en adelante cualquier pena, por grande que sea.
Hasta los 75 minutos, los azules no tenían por dónde siquiera igualar el trámite en un partido en que Cobreloa asumió un liderazgo de una manera inusual en el último tiempo: volante ofensivos con doble cobertura; delanteros punzantes que rotaban por todo el ataque, y defensa anticipativa y generadora de salida. Ante ese panorama, el cuadro santiaguino no imponía ni ritmo ni el vértigo en los pies de un desconocido Pardo, que no logran alimentar a los tibios delanteros Barrera y Maestri, a los que rápidamente se les acabó "el cuarto de hora" que vivieron ante Palestino.
Hasta ese instante, Cobreloa estaba para golear históricamente. Ni siquiera el transitorio uno a uno conseguido por Barrera al final del primer tiempo permitía respirar a los azules. A los 2', a los 9' y a los 14' del segundo tiempo los loínos plasmaron en el marcador la evidente superioridad.
La "U" no tenía aire, ni piernas, ni ideas. Ni siquiera la entrada de González y Rivarola presagiaba cambios.
¿Qué pasó entonces? ¿De dónde sacó la "U" el empate?
Hubo varios factores. Desde los 30' de la segunda etapa, el DT de los naranjas, Víctor Merello, pecó de confiado. Desató las marcas de la defensa (que ya no habilitaba como en el primer tiempo) y desarmó el mediocampo con la salida de Fernando Cornejo, un jugador que está pasando por el gran momento de su carrera.
Esos detalles, más el cansancio de Madrid -humano al fin y al cabo- terminaron por minar la presencia loína. Fue tal el desgaste de los locales que la "U", que no se había movido mucho, aprovechó las gotas de físico que le quedaba para casi dar vuelta el partido.
En un minuto, entre el gol de González y el penal de Rivarola, los azules estrecharon las cifras. Merello quiso arriesgar en el papel, pero por primera vez se encontró con que su equipo se había desordenado. Tanto que, a cuatro minutos del final, un autogol de Rodrigo Pérez tras un córner sentenció el partido.
Debió ser triunfo de Cobreloa. Incluso goleada. Pero fue empate, aunque cueste explicarse por qué el juez de línea anuló el gol de Italo Díaz cuando ya estaban 4-4. Todo se definirá el jueves, a las 20.00 en el Nacional, pero a la luz de lo visto, Cobreloa difícilmente se sacará el golpe anímico, Hace rato que en esta liguilla la "U" está aprovechándose de eso y está ganando a fuerza del empuje propio y del miedo escénico de sus rivales.
Ni en lo uno ni en lo otro caso, los azules son culpables. Y por eso celebran, y por eso están a punto de brindar.