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Comentario Argentina 1 - Suecia 1. En el mundo de al revés

Se acabó el sueño albiceleste. Con el empate, el conjunto de Bielsa se despidió tempranamente de la Copa del Mundo y de paso entró a la historia como una de las selecciones más desilusionantes de todos los tiempos.

12 de Junio de 2002 | 05:08 | Christian Ayala. EMOL
Esta bien que el Mundial se esté jugando en Japón y Corea. Esta bien que mientras allá estén de día, acá al otro lado del mundo, tengamos que madrugar y luchar contra el sueño para poder ver los partidos del Mundial. Esta bien que allá los nipones tengan los ojos rasgados y que sus costumbres sean muy diferentes a las nuestras. Pero ya hablar de que Argentina, el gran candidato al título y el equipo que supuestamente juega mejor al fútbol en todo el orbe, quede eliminada de la Copa Mundial en la primera ronda... eso ya no es normal, más aún si le sumamos que Francia, el actual campeón del mundo también tuvo que hacer sus maletas y regresar a su país de forma anticipada.

¿Qué es lo que pasa en esta Copa?, o sea esta bien que estén jugando al otro lado del mundo, pero eso no da el derecho para que TODO este pies para arriba, haciendo estragos con las apuestas y con la confianza de un país como Argentina, que aparte de tener que lidiar día a día contra la precaria situación económica, contra la corrupción y contra un Gobierno que deja mucho que desear, ahora más encima tendrán que luchar con la vergüenza de haber quedado eliminados en primera ronda... y eso si que les debe doler a nuestros vecinos.

Pero analicemos con calma. ¿Merecía Argentina clasificar?. La respuesta es rotunda: NO. Argentina llegó como favorito indiscutido, basado en la gran campaña que había hecho en las eliminatorias sudamericanas donde había pasado por arriba de todos. Sin embargo en la Copa nunca mostró un nivel excepcional y el planteamiento de Bielsa no llegó a complicar en demasía a sus rivales. De hecho, ante Nigeria, en el único encuentro que ganó en la Copa, les costó mucho vencer y de cierta manera el gol de Batistuta fue suficiente para calmar los ánimos y que la inoperancia del equipo pasara desapercibida.

Pero qué pasó entonces. ¿Cómo un equipo puede cambiar tanto?. La clave es que quizás Argentina no fue la que cambió, sino que el nivel de los rivales en la Copa fue muy distinto a la que Argentina debió enfrentar en las eliminatorias. Bielsa confiaba en su estilo de juego, donde los talentosos no tenía lugar y sus puestos eran ocupados por verdaderos atletas que más que habilidad pura, tenían mucha dinámica, potencia y ciertamente categoría internacional.

Pero así, Argentina conformó un equipo sin brillantez, sin jugadores distintos que con gambetas o algo de magia pudieran definir en una jugada un compromiso. Pero esos hombres no estaban. Riquelme, Saviola, D’Alessandro penaron como nunca, porque esta Argentina careció de la diferencia y cayó en un juego muy europeo, donde lógicamente equipos como Inglaterra y Suecia llevan la ventaja.

Sobre el compromiso ante Suecia, no vale la pena ahondar mucho. Fue un compromiso muy similar al de argentinos contra ingleses, donde los suecos mantuvieron un orden táctico envidiable, pero sin meterse atrás y se las ingeniaron para complicar a la albiceleste. Así, no fue sorpresa cuando Svensson, tras una falta, metió un derechazo formidable desde 30 metros que se coló en el ángulo de Cavallero.

Argentina intentó por todas partes, pero como durante toda la Copa, careció de ideas y sus figuras no se completaban como equipo y como individualidades nunca funcionaron. El penal a los 88 que desperdició Ortega, pero que convirtió en gol Crespo tras el rebote, no le sirvió de mucho al equipo de Bielsa y la presión que ejercieron en los último minutos estuvo marcada por el desorden y la desesperación.

El pitazo final, sólo vino a confirmar una nueva sorpresa en este Mundial, la gran favorita debía volver a su país derrotada, humillada y con la gran tristeza de haber entrado a la historia como una de las selecciones más decepcionante de toda la historia del fútbol mundial...algo que sin duda dolerá en el alma por mucho tiempo en las ya atribuladas almas de los argentinos.