El dedo índice de Vieri sobre su boca en un claro gesto de pedir silencio total, cumplía con su misión. Los miles de coreanos que llegaron al estadio de Daejon se silenciaban totalmente, mientras el portentoso delantero tano celebraba la apertura de la cuenta envuelto en una celebración casi íntima con sus compañeros de equipo y con el reducido grupo de hinchas italianos. Corrían los 18 minutos
Todo había nacido, tras un corner servido desde la izquierda por Totti, que el delantero había batallado con la marca de dos coreanos, se los llevó a ambos y ni siquiera los agarrones de camiseta pudieron bajarlo, ni menos impedir que cabeceara de forma potente en su mejor estilo para convertir el primer gol. Sí, es que Vieri es de otra categoría e Italia supuestamente es un cuadro de mayor jerarquía que Corea del Sur, al menos así lo dice la historia.
Esto era ratificado con mayor fuerza, si consideramos que sólo minutos antes, a los 4’, Corea del Sur había desaprovechado un tiro penal en los pies de Ahn Jung Hwan que atajó el portero Buffon de forma espectacular volando de forma arrastrada hacia el costado derecho. Gran tristeza para el delantero coreano, que por esas cosas del destino, la noche futbolística la tendría preparada un gran sorpresa para más tarde y de gran villano sería elevado a figura histórica.
Después del gol de Vieri, supuestamente todo debería haber quedado sentenciado, pero Corea del Sur demostró que es un muy buen equipo y no sólo está compuesto por jugadores que simplemente corren como locos, sino que tienen claras nociones futbolísticas y tratan de muy buena manera el balón. Además, Italia, siendo fiel a su estilo mezquino, prefirió retrasar sus líneas, hacer presión de mitad de cancha hacia atrás y estructurar una defensa ordenada, dejando el ataque en manos de alguna inspiración de Totti, Del Piero o un nuevo desbande de Vieri.
Así, de más está decir, que a Italia es muy difícil -por no decir imposible- marcarle un gol y esa ha sido la gran clave porqué este equipo o mejor dicho este fútbol, que no tiene nada de brillo, acostumbra a pasar las etapas de forma angustiosa complicando hasta los más encopetados rivales. Claro hacen un gol y después todos bien refugiados con defensas de primerísima calidad defendiendo la victoria.
Pero esta tarde fue distinta, no exenta de emoción. Corea del Sur tuvo varios méritos. El primero es que aprovechó su calidad de local y nunca renunció a ser protagonista y por eso es que los ataques fueron constantes a la portería de Buffon. Lo otro, que fue muy importante, es que los asiáticos demostraron que tienen buen fútbol, además de dinámica y que sus jugadores son talentosos y no tienen nada que envidiarle a ninguno de los jugadores que esta noche vistieron la "azzurra".
Por eso, todos esperaban el empate Coreano, aún cuando ya el tiempo expiraba e Italia ya definitivamente había renunciado a cualquier ataque, tanto así que Trapattoni reemplazó a Del Piero a los 66’ por Gatusso, un mediocampista defensivo para darle mayor quite al equipo y taponear la salida insistente de los coreanos. Sin embargo, pasó lo impensado y de una forma que aumentaba aún más la categoría de hazaña con el que este partido será recordado.
Cuando parecía que Italia nuevamente se quedaría con un triunfo opaco y que seguiría avanzando en la Copa, llegó un centro absolutamente intrascendente de Lee Young al corazón del área europea, Iuliano que salta a despegar sin darle al balón con lo que le hace una pantalla a Panucci, que recibe de improviso la bola y no puede despegar, dejándosela servida a Hyeon que con un derechazo bajo batió a Buffon, ante la incredulidad del equipo italiano, que no podían creer que ahora les tocara a ellos tal amargura.
De esta manera, el partido se alargó a la definición por gol de oro y nuevamente los italianos pecaron en su anti-fútbol y en reiteradas ocasiones dieron claras muestras de querer que el tiempo transcurriera y llegar a la tanda de penales. Al parecer se tenían fe los italianos desde los doce pasos.
La demora en el juego por parte de los europeos, se acentuó más luego que el árbitro ecuatoriano Byron Moreno expulsó a Totti a los 113’, tras mostrarle la segunda tarjeta amarilla por simular una infracción dentro del área. Fue una decisión polémica, pero al menos a mí me parece que fue justificada, porque si algo es claro es que efectivamente no existió la falta que reclamaba Totti y de hecho me queda la impresión que el delantero, al ver que la pelota se le iba, se lanzó y en ese momento tuvo un contacto con el defensor Choi, pero reitero que eso fue después que el coreano había tocado la pelota y en ningún caso el delantero italiano se cayó por el roce, sino que se lazó primero y después hubo un contacto. Es cosa de apreciaciones.
Lo concreto es que el partido continuó con una Italia aún más rezagada hasta que llegaría la gran sorpresa. Minuto 116’, centro al área italiana de Lee y Ahn Jung Hwan, el mismo malvado que se había perdido el penal en la primera fracción, conectó de cabeza superando a Coco y batiendo inapelablemente a Buffon, provocando la locura total en el estadio y escribiendo un nueva hazaña en la historia del fútbol, además de provocar otra sorpresa en este Mundial y de mandar a casa a uno de los pocos favoritos que van quedando.
Bien por Corea del Sur, que no le ha pesado para nada su poca tradición y el peso de la responsabilidad de ser local. Ahora a enfrentar a España...de verdad...a esta altura no me atrevo a presagiar nada... ni que estuviera loco...o a lo mejor a esta altura ya lo estoy....