Quedaban sólo un par de minutos para que terminara el duelo entre brasileños e ingleses y el técnico de los europeos, el sueco Sven Goran Eriksson se mantenía imperturbable sentado en el banco de suplentes. Ni siquiera una mueca, ni siquiera un grito a sus jugadores, nada de expresiones, fiel reflejo de lo que era el equipo inglés en el campo de juego, un cuadro lleno de jugadores de calidad pero con una disposición de juego tan defensiva y fría que no les alcanzaba para pelear el partido ante un Brasil que nunca rehúsa al espectáculo y a buscar el arco del frente.
Da rabia como se desperdicia una generación de jugadores tan brillante como la que llevó Inglaterra a este Mundial y más aún, que el fútbol que exhibieron nunca fue reflejo del atractivo estilo de juego que nos ofrece la liga inglesa, con equipos volcados en ofensiva, encuentros de ida y vuelta y las ganas de ganar a como de lugar. Eso en la Selección nunca existió, de hecho la gran virtud del equipo de Eriksson fue su solidez defensiva y su estructurado esquema que siempre tuvo como primer objetivo pararse bien atrás y luego, si es que Owen tenía una buena tarde, definir en las pocas llegadas a la portería contraria.
Y ojo que no quiero ser tan lapidario con los esquemas defensivos - que tan de moda están en estos tiempos contrariando la esencia del fútbol que es el gol, pero favoreciendo el pragmatismo del resultado que parece ser lo más importante para todos-, sino que creo que es importante recalcar que Inglaterra hoy nunca tuvo la capacidad para salirse de su esquema defensivo para atosigar a Brasil y buscar al menos el empate cuando ya caía por 2 a 1, y es más, quedó la impresión, desagradable por cierto, de que a los ingleses les daba lo mismo quedar eliminado y que no hicieron todo lo posible por superar al scratch.
Brasil en tanto reivindicó una vez más al fútbol bonito, al fútbol ofensivo y lleno de talento y gambetas que maravilla a las graderías. Y es ahí donde está la gracia porque Felipao, el técnico brasileño, ha tenido la valentía de dejar de lado su percepción del fútbol resultadista, el mismo que tiene su colega Eriksson, y se ha dado cuenta que con todas las estrellas que tiene y con el gran peso de la historia no podía presentar un equipo timorato y con un fútbol defensivo, (como lo hizo en gran parte de las eliminatorias con pésimos resultados), sino que para ser campeón es necesario ganar y la vía de Brasil para lograrlo es al ataque, combinando el poderío del mejor mediocampo y delantera del mundo, algo que es simplemente una ventaja a la que renegar sería sólo ser un estúpido.
Pero vamos al partido. Inglaterra comenzó bien y en la apertura de la cuenta por parte de Owen se volvieron a confirmar dos cosas. La primera es que el menudo delantero del Liverpool es uno de los mejores del fútbol y que a pesar de su físico tiene un talento envidiable y que se convierte en un verdugo si es que se le da un centímetro de espacio para maniobrar. Lo otro, es que el gran punto débil de Brasil es su defensa y que ha tenido la suerte que ha enfrentado a equipos que lucen este estilo defensivo del que hablábamos, porque de lo contrario seguramente la suerte del scratch sería muy distinta. El error de Lucio fue inadmisible, porque si bien la pelota le rebotó en la espalda, no fue de pura casualidad porque el defensor estaba más preocupado de la aparición de Owen que de ir a atacar el balón y ese instante de duda lo perturbó y no tuvo la capacidad para resolver la situación de mejor forma. Así Owen con pelota dominada ye entrando destapado sólo tuvo que mostrarnos una vez más su clase al definir por sobre la salida del portero Marcos.
De ahí en adelante aparecería Brasil y por sobre todo Ronaldinho, la gran figura del encuentro. El joven volante tomó las riendas del equipo y con mucho talento comenzó a juntarse con Rivaldo y con un opaco Ronaldo, que hoy no estuvo en su día más afortunado. Pero, la tarde era de Ronaldinho y cuando ya terminaba la primera etapa, tomó el balón en medio terreno comenzó un carrerón de unos 20 metros, dejó en el camino a Cole sólo con un movimiento de piernas sin tocar el balón y abrió a la derecha a Rivaldo que entraba al área inglesa para definir cruzado y marcar la paridad transitoria.
El empate a segundo antes de terminar la primera fracción fue un balde de agua fría para los ingleses, del cual nunca se pudieron recuperar. De hecho, al iniciarse la segunda etapa, fue Brasil el equipo que tomó la iniciativa y con evidente ganas de vencer comenzaron a buscar el segundo gol hasta que llegaría, a los 50’, la maravilla de la tarde en pies nuevamente de Ronaldinho. Tiro libre a uno 30 metros de la portería de Seaman recostado sobre el sector derecho del ataque brasileño. Todos esperaban el centro, incluso el veterano portero inglés que se adelantó unos pasos intuyendo el centro al corazón del área, pero Ronaldinho levantó la cabeza vio al portero rival un poco adelantado y empalmó con su interno del pie derecho el balón hacia la portería con tanta clase y calidad que la esférica cayó redondita en el ángulo más lejano de Seaman que con su rostro lleno de horror trató de retroceder para alcanzar a despejar el balón, pero fue imposible.
Pero la tarde perfecta de Ronaldinho no podía ser tan completa, porque a los 57, el astro recibiría la tarjeta roja por parte del árbitro mexicano Ramos Rizo, producto de un planchazo del volante contra Mills. Bien expulsado.
Ahora viene la pregunta del millón: Estamos en un Mundial disputando el paso a semifinal, nuestro equipo tiene jugadores de renombre y perdemos por 2 a 1. Al equipo rival le expulsan a su mejor hombre y sólo nos queda media hora de juego para revertir el marcador ¿Qué hacemos?. Alternativa A: Sacamos a los delanteros y ponemos más defensores. Alternativa B: Da lo mismo, total sólo se trata de un tonto juego. Alternativa C: Colocamos más delanteros y nos vamos al ataque. Alternativa D: No hacemos ninguna modificación en el esquema y seguimos bien parado en defensa esperando que nuestro delantero logre el milagro.
ERIKSSON...ERA LA C!!!!...no la D, cómo optó definitivamente ni tampoco la B, como pareció reflejar el rostro del hombre del hielo...por algo dicen que en Suecia hace harto frío.
En fin, Inglaterra nunca optó por salir a buscar el resultado. De hecho, el sueco hizo entrar al delantero Dyer por el volante Sinclair, en lo que seguramente para el técnico ya era tan osado como andar en zunga atigresada en plena Reñaca. Pero era mucho y decidió sacar minutos más tarde a Owen reemplazado por Vassel, es decir delantero por delantero y también a Sheringham por Cole (volante ofensivo por defensa). El problema es que estos cambios se produjeron a los 80 minutos, es decir cuando sólo quedaban 10 para terminar el partido, lamentable si consideramos que desde los 57’ que los ingleses jugaban con un hombre más.
Por eso debemos dar gracias a Brasil por derribar una vez más ese mito de que en el fútbol actual impera el resultado y que la mejor forma de alcanzarlos es cerrando el equipo para que no nos hagan goles. Así con esa filosofía ya se han despedido Italia, Inglaterra y Argentina, en quizás el caso más patético porque renunció a jugar el fútbol lindo y vistoso que llena sus estadios para entregarse en forma sacrílega a esta moda del fútbol defensivo y pragmático. Por eso te vuelvo Felipao por tener la altura para comprender que el fútbol es lindo cuando se juega a ganar y se expone todo el talento de sus figuras...y Brasil las tiene de sobra.