KWANGJU.- Desde los doce pasos, en el momento más emocionante de un partido que en 120 minutos no encendió, Corea del Sur continuó su marcha sorpresiva en la Copa del Mundo y eliminó a España, que parece condenada a terminar el Mundial antes de tiempo.
Lejos del fútbol rápido y elocuente que presentó ante Italia, el conjunto asiático tardó en tomarle el pulso a una España dormida, hasta cuidadosa ante un rival notablemente inferior en cuanto a individualidades, pero que a nivel colectivo se enlazó mejor que los hispanos.
El primer tiempo fue débil, lejos el más bajo en los cuartos de final del torneo, con dos rivales que apenas se aproximaron a las porterías. España fue más, pero con escasa presencia de real riesgo para el buen portero Lee Woon-Jae, quien cumplió una destacada actuación a lo largo del partido.
España extrañó a Raúl. El astro del Real Madrid es la pieza que mueve la ofensiva del equipo, el talento individual que podía haber despertado a un conjunto dormido, carente explosión y sorpresa. El único que aportó de lo último fue Joaquín, el jugador del Betis que dejó su huella por la banda izquierda con constantes desbordes, pero que tuvieron escasa respuesta por parte de Morientes.
Con el pasar de los minutos y más notoriamente en la segunda fracción, Corea fue apretando la marca y poco a poco explotó su elogiable presión al mediocampo español, ahogando el fútbol que creaban los hispanos desde el inicio. Pero su interesante marcaje que tenía eco en ofensiva, donde la escacez de ideas y los desbordes sin conclusión fueron la tónica sobre el césped coreano. La fuerza de Hierro y Nadal en la zaga roja no dejó espacios para la velocidad coreana, pero la fiereza defensiva de los españoles reflejó el poco entuasiasmo por atacar de los españoles.
Recién en los últimos minutos del tiempo regular el partido logró encenderse por momentos. Los coreanos se entendían mejor y buscaban a través de interesantes jugadas colectivas rodear el fuerte cerco defensivo de los españoles, que apostaban a los desbordes de Joaquín y la fuerza de Morientes.
En la media hora suplementaria tampoco los equipos lograron convertir el partido en un espectáculo digno de los cuartos de final de una Copa del Mundo. Un tiro en el poste de Morientes y una tapada de Casillas ante un remate a boca de jarro de Ahn fueron lo mejor en los 30 minutos de alargue menos emocionantes del presente campeonato. Parecía que España se confiaba en la definición por penales, se fiaban en las manos salvadoras de Casillas y en la eficiencia de sus jugadores desde los doce pasos, lo que no quedó tan clara ante Irlanda.
Mientras los jugadores españoles manejaban con calma el partido, el técnico José Antonio Camacho no entendía los cobros referiles. El silbato del juez egipcio Gamal Ghandour sonó dos veces antes de que España anotara en el tiempo regular, motivado por el banderín de un juez asistente. Sin duda, los cobros del árbitro serán motivo de exhaustivo análisis durante la semana, además de ser el blanco de las seguras críticas que surgirán desde el medio español.
Desde los doce pasos, no hubo duda de quien fue mejor: Corea del Sur. En el único momento en que los asiáticos demostraron ser superiores que los españoles, fue luego de los 120 minutos de juego, desde el punto penal. Porque en césped coreano, no existió un equipo que fuese digno semifinalista del Mundial.
Ahora el más contento es el equipo alemán, que tendrá como rival a un equipo accesible, cansado (con 240 minutos de juego en sus últimos dos partidos) y sin ninguna experiencia en instancias tan profundas del certamen mundial. Pero Corea se está acostumbrando a las sorpresas y quizás ante los alemanes pueda ratificar ser el mejor conjunto asiático de todos los tiempos. Al menos, ya ha sido el único en llegar a semifinales en una Copa del Mundo y, supuestamente, es uno de los cuatro mejores equipos del mundo. Y esto último es lo que aún cuesta creer.