LONDRES.- Desde hace 25 años, la duquesa de Kent es la encargada de entregar el trofeo a la ganadora del torneo de tenis de Wimbledon, tras conversar con los recogepelotas y consolar a la vencida.
Este año, asumirá esa tarea su esposo Edward, que entrega tradicionalmente el trofeo masculino, o su cuñada, la princesa Alexandra, porque la duquesa, de 69 años, ya no quiere hacerlo.
Desde que los organizadores del tornero dieron a conocer que la duquesa faltará a la ceremonia por "importantes compromisos familiares", en Londres se especula sobre las verdaderas causas de esta decisión.
¿Un problema de agenda en una mujer para la que Wimbledon fue durante un cuarto de siglo uno de los momentos más importantes del año y que junto a su esposo ostenta la presidencia honoraria desde hace treinta del All England Club?
Desde 1999, para la duquesa ya nada es como era. En aquel entonces, quiso tomar asiento en el palco real con Lucien Lawrence, de 12 años. El padre del niño, un director de escuela, había sido asesinado en diciembre de 1995, al proteger a un alumno que estaba siendo agredido. Y la madre del pequeño era amiga de la duquesa.
Cuando a la duquesa se le comunicó que en el palco sólo pueden sentarse niños de la familia real, se ofendió profundamente. Más adelante, el presidente del club se disculpó, aunque sin levantar la prohibición que pesaba sobre Lawrence.
Desde entonces, la duquesa no volvió a pisar el palco real. Compraba sus propias entradas y se sentaba con el público normal.
Posiblemente, detrás de la ausencia de este año se escondan más cosas. En silencio, la duquesa renunció al título de "su alteza real", que le corresponde como esposa de un primo de la reina, informó el "Daily Mail".
Ahora, sólo quiere que la llamen Katharine, Kate o a lo sumo Lady Katharine. Este último título era el que llevaba como hija de una familia aristocrática de Yorkshire, antes de casarse en 1961 y convertirse de Katharine Worsley en duquesa de Kent.
El matrimonio resultó ser bastante difícil. De hecho, el duque y la duquesa siguen ahora caminos separados. "Están en una edad en la que estas cosas se llevan amablemente, pero no tienen mucho contacto diario", cita el "Mail" a un presunto amigo.
Ahora, la duquesa puede verse vestida discretamente, de compras en las cercanías del Palacio de Kensington, sacando dinero de un cajero automático o viajando en autobús.
El "Mail" considera que la renuncia a Wimbledon es un "símbolo de su retirada de su papel real".
A su edad, la duquesa simplemente ya no quiere hacer lo que le digan otras personas. "Claro que Wimbledon sin la duquesa de Kent no será este año lo que era", añade el periódico.
