MELBOURNE.- Independientemente del resultado de la final de mañana contra Roger Federer, Marcos Baghdatis ya es un héroe nacional. Pero no sólo en su Chipre natal, porque toda Australia está enamorada del joven que revolucionó la edición 2006 del Abierto de tenis de Australia.
A falta de ídolos propios tras las prematuras eliminaciones de los suyos, el país anfitrión del torneo adoptó al tenista de 20 años como su nuevo e indiscutible rey.
Su imagen aparece hoy en la primera página de todos los diarios del país, y ya se refieren directamente a él como "Marcos". "El amigo de todos, griegos, chipriotas, australianos: Melbourne se derrite ante el encanto de Marcos", afirma "The Age".
Baghdatis ha conquistado el corazón de los "aussies", locos por el deporte, por muchos motivos: tiene un tenis técnicamente notable, demuestra un gran corazón en la cancha y cuenta con el siempre atractivo encanto del pez pequeño que se va comiendo a los grandes. Pero sobre todo, el chipriota se ganó el cariño de la gente por su alegría vital, esa que le hace sonreír a todas horas, incluso cuando en la pista más hay en juego.
Tras su triunfo en semifinales el jueves ante el argentino David Nalbandian, cuarto cabeza de serie, Baghdatis no se encerró en su hotel para concentrarse hacia la final. Baghdatis es sinónimo de fiesta y diversión, y por eso se marchó al restaurante griego "Stalactites" de Melbourne a celebrarlo.
Allí ordenó un auténtico banquete para compartir con su entorno inmediato: su novia, la modelo Camille Neviere, su entrenador, Guillaume Payre, y algunos de sus 21 tíos y primos que residen en Australia.
A la puerta del restaurante esperaban dos decenas de hinchas con su uniforme oficial, la camiseta de la selección griega de fútbol, coreando sin cesar el nombre del tenista hasta que salió. Baghdatis firmó autógrafos, se hizo fotografías y continuó la fiesta hasta las cinco de la mañana, cuando regresó a su hotel.
"Es una persona fantástica. Es todo un carácter. Está realmente feliz, es muy ruidoso, se ríe, hace bromas y le encanta divertirse", sentencia Nicole Konstandakopoulos, el gerente del restaurante, que no perdió ocasión de sacarle partido a su cliente más famoso: ya se vende el "Suovlaki Baghdatis", un plato con cordero, pollo, lechuga, tomate y cebolla, todo regado con una salda especial.
Entre los emigrantes griegos y chipriotas en Australia, la euforia es indescriptible. En Londsale Street, el corazón de su colonia en Melbourne, el partido se verá en una pantalla gigante. Los organizadores esperan la asistencia de cientos de personas, incluidos emigrantes de otros países, como ya ocurrió en la final de la Eurocopa de Portugal 2004, cuando Grecia ganó el título contra todo pronóstico.
La "fiebre Baghdatis" ha llegado hasta tal punto que los políticos australianos están intercediendo para que el gobierno chipriota libere al tenista de los dos años de servicio militar que tiene que cumplir obligatoriamente en el país mediterráneo. El ministro de energía del estado de Victoria, Theo Theophanous, se lo pidió formalmente al alto comisionado de Chipre en Australia, Achilleas Antoniades, que aceptó trasladarlo a su gobierno. "Salven a Marcos", tituló hoy el "Herald Sun".
Theophanous es de origen chipriota, pero tiene el respaldo expreso en sus gestiones del primer ministro del estado, Steve Bracks. "Sería una tragedia si el mejor jugador en la historia de Chipre tuviera que parar su carrera dos años o más para servir en el ejército", afirmó.
El político incluso ofreció a Baghdatis emigrar a Australia. "Si el gobierno de Chipre no le da una exención, nosotros estaríamos encantados de acogerlo como ciudadano de Melbourne".
De consumarse el traslado, el jugador no estaría solo. Melbourne está considerada "la tercera ciudad más grande de Grecia", pues sólo en Atenas y Salónica habitan más ciudadanos de esa nacionalidad. Unos 125.000 griegos de los 260.000 que hay en Australia viven en la capital de Victoria, que se suman a unos 60.000 grecochipriotas, que llegaron en su mayoría tras la invasión turca de parte de la isla en 1974.
A todos ellos les importa cada vez menos cuál sea el resultado de la final entre Baghdatis y el número uno del mundo, Federer, que se disputa a las 19:30 hora local (8:30 GMT). Para ellos, Baghdatis ya es un ídolo.