MELBOURNE.- El suizo Roger Federer alcanzó sus undécimas semifinales consecutivas en torneos Grand Slam al derrotar al español Tommy Robredo por 6-3, 7-6 (7-2) y 7-5 y quedar a un paso de la final del Abierto de Australia.
Pese a sufrir por momentos ante el español, Federer, número uno mundial, primer favorito y defensor del título en Melbourne, cortó el sueño de Robredo de llegar por primera vez en su carrera a unas semifinales de Grand Slam, y se enfrentará ahora al estadounidense Andy Roddick.
Federer empezó muy concentrado, empeñado en no dar esperanzas a su rival. Quebró al español pero Robredo emergió, se benefició de algunos errores del suizo y de su propia estrategia de resistir, devolverlo todo y buscar pelotas altas al revés de Federer. Recuperó su saque, pero el suizo se aprovechó de nuevo de un servicio de Robredo menos eficaz que otros días para marcharse 4-1.
Robredo no estaba dispuesto a entregarse tan fácilmente. Forzaba a jugar al suizo más que otros rivales, demasiado ansiosos en buscar el ganador para batir al "intocable" y casi siempre sin éxito. Se acercó 4-3, pero de nuevo volvió a perder su saque. Federer sufrió de nuevo con Robredo en la devolución para cerrar el set, pero lo hizo.
El suizo no estuvo exquisito ni brillante, pero sí lo suficiente ante un Robredo que necesitaba más.El segundo empezó muy igualado. Los dos sufrían para mantener su saque, pero lo mantuvieron, por lo que Robredo ganó en confianza tras haberlo mantenido sólo una vez en la primera manga.
Con empate 4-4 Federer forzó como siempre a esas alturas de un set. Lo quebró y servía para llevarse el set, pero Robredo tuvo recompensa a su buen partido, lo recuperó y el premio para el español por haber conseguido forzar al suizo más que ningún otro oponente en Melbourne hasta el momento fue un tie-break.
Pero ahí se quedó el premio, que no tuvo la guinda del set. El suizo fue contundente en el desempate, aprovechando los errores del español. Ese tie-break iba a marcar el partido, la frontera entre que Robredo se creyera capaz de hacer la gesta o no.
Robredo había obligado a Federer a jugar, a disputar los puntos, a ganarlos, a preocuparse, pero no era suficiente. En el descanso el español pareció pensar que la respuesta a la pregunta que todos se hacía sobre si era posible que ganara a Federer era "no".
El suizo aprovechó el golpe psicológico, se marchó 2-0 y Robredo despertó. Dejó de pensar en preguntas y respuestas, siguió jugando a tenis, recuperó su saque y mandó un mensaje al otro lado de la red: "No me voy a entregar".
Jugó un buen tenis, sereno y confiado, y Federer sufría en busca de la ventaja. Mantuvieron su saque hasta el 5-5, con más solvencia por parte del suizo pero con el mismo resultado. El español servía para forzar de nuevo el tie-break, pero Federer dijo "basta". Desperdició su primer punto de partido pero un revés largo del español le dio el choque con el segundo tras 2:20 horas.
Nadie hizo más juegos ni tuvo tanto en la cancha a Federer como Robredo, pero no fue suficiente, aunque tal vez Roddick sepa aprovecharlo en semifinales.