LONDRES/ATENAS.- Los partidos de los cuartos de final de la Liga de Campeones se sortearán mañana en Atenas, enmarcados por nuevas y espinosas polémicas.
El sorteo, sin la designación de cabezas de serie y con la posibilidad de choques entre equipos de un mismo país, se realizará en la ciudad que albergará la final el 23 de mayo.
Tres equipos ingleses (Liverpool, Manchester United y Chelsea), dos italianos (Roma y Milan), un alemán (Bayern Munich), un holandés (PSV) y un español (Valencia) animarán la próxima etapa de la Champions. A la escandalosa gresca que animaron jugadores de Valencia e Inter, y que va en camino de desatar duras sanciones, se sumó hoy el reproche de Celtic Glasgow contra fallos arbitrales, que hubieran cambiado la suerte del equipo escocés ante Milan.
"Estoy muy orgulloso de mis jugadores, hicieron un gran partido, y, lamentablemente, eso queda empañado por las críticas de los periódicos a los fallos de los árbitros", afirmó el entrenador de Celtic, Gordon Strachan.
El equipo de Glasgow cayó eliminado el miércoles por un estupendo gol del brasileño Kaká en el segundo tiempo del período suplementario, pero tuvo ocasión de ganar el pleito en dos evidentes penales que no fueron sancionados.
Un grotesco rechazo de Paolo Maldini con sus brazos hacia adelante y una nítida infracción dentro del área contra el japonés Shunsuke Nakamura fueron ignoradas por el árbitro.
"No hay dudas de que Maldini tocó la pelota con las manos", se quejó el checo Jiri Jarosik quien remató el balón antes de la infracción del italiano, mientras que Nakamura, más mesurado, dijo: "alguien me tocó y caí, pero no sé si fue penal".
Ambas acciones habrían cambiado el rumbo del partido en el estadio de San Siro, lo que llevó al técnico Strachan a cargar más contra el juez de línea que contra el árbitro. "Desde la línea el colegiado tuvo que haber visto las dos faltas, pero las ignoró y encima fue arrogante con nuestros jugadores", se quejó el entrenador escocés.
"Bravo Strachan, lo felicito", clamó hoy Cesare Gussoni, el presidente de la Asociación Italiana de Arbitros (AIA), por la corrección del técnico y también por el comportamiento de los futbolistas de Celtic, que sólo atinaron a mirar a los árbitros ante semejantes errores sin ensayar protestas.
La gresca en Valencia
Los ecos del escándalo Valencia-Inter siguieron también hoy, con las afirmaciones de Carlos Marchena, mediocampista del equipo español, que considera "una gran injusticia y un gran error" cualquier pena que decida la UEFA en su contra.
Jugadores de ambos equipos se trenzaron a trompadas, empellones y puntapiés luego de que Valencia eliminara a Inter, pero el español Marchena sostuvo que no hizo "nada malo" y que sus compañeros sólo lo defendieron "de las agresiones de los rivales".
El argentino Nicolás Burdisso "empezó todo" y David Navarro "sólo entró en escena a defenderme", disparó Marchena, luego de que su compañero le pidiera disculpas públicas al sudamericano por romperle el tabique nasal de un golpe de puño.
"Sólo pasó que tuve un ataque de gente que no sabe perder", disparó más tajante el jugador de Valencia, abriendo un nuevo frente de polémicas.
En medio de tantas controversias, el negocio no decrece. pues los equipos que llegaron a los cuartos de final se aseguraron ingresos millonarios y van por más.
La UEFA paga 2 millones de euros como prima inicial, a lo que se suman 400.000 euros por partido disputado, lo que multiplicado por seis da un total de 2,4 millones por jugar la primera ronda de grupos.
Pero el certamen también incentiva los puntos logrados, 600.000 euros más por cada victoria y 300.000 euros por un empate, además de aranceles por pase de rondas.
Las escuadras reciben 2,2 millones de euros por avanzar a octavos de final y otros 2,5 millones por cuartos, sin contar taquilla ni ingresos de TV.
Avanzar a semifinales implicará 3 millones de euros más para el club que lo logre, a lo que podría agregar 7 millones adicionales si gana el título.