SANTIAGO.- Cualquier jugador de tenis sale a la cancha con la intención de ganar. Más en un torneo grande como el de Key Biscayne. Pero todos los profesionales saben que hay momentos, en que nada de lo que se pretende hacer resulta bien. Y cuando son varios los torneos en los que no se gana, y no se juega bien, el asunto se convierte en racha.
Así se siente Nicolás Massú, que antes de venir a Cayo Vizcaíno jugó un challenger (Sunrise) y alcanzó la semifinal. Pero en torneos grandes hace rato que no gana. En Acapulco alcanzó los cuartos de final y pareció levantar el vuelo, pero Indian Wells lo devolvió a la realidad y en los dos Masters Series de 2007 Massú se ha despedido en primera ronda.
Las derrotas le hacen daño a Massú, desde dos puntos de vista. Primero en su estatus como jugador: en lo inmediato, no haber repuntado en estas cuatro semanas lo condena a jugar las clasificaciones de los Masters Series de Roma y Hamburgo, un trámite desgastante, sacrificado y que a veces hace que estas crisis se agraven aún más.
"Me vuelvo a Chile, la verdad es que no sé cuando vuelva a jugar, tengo que pensar bien lo que me está pasando. No me sentí muy fino, no pude meterme nunca en el partido", señaló el viñamarino en declaraciones a radio Cooperativa.
Nicolás Massú demostró la escasa motivación que tiene en este momento al analizar los momentos de su derrota ante el español Feliciano López, especialmente el octavo juego del primer set, cuando tuvo punto para quebrar y emparejar el partido.
"Pese a todo eso, nunca sentí que tuviera la chance de meterme en el partido", reiteró el número dos de Chile, que de paso aclaró que sus derrotas no pasan por su entrenador, el argentino Gabriel Markus, a quien confirmó en su cargo.