La estadounidense celebró su cuarto título en Miami.
AFP
MIAMI (Estados Unidos).- La estadounidense Serena Williams, duodécima favorita, salvó dos puntos de partido y aprovechó el posterior hundimiento de su rival, la belga Justine Henin, con molestias físicas tras una caída en el tramo final del segundo set, para recuperar la corona del torneo de Miami, que conquistó por cuarta vez en su carrera (0-6, 7-5 y 6-3).
La raqueta de Michigan, decimonovena del mundo, aparecerá mañana lunes en el puesto undécimo del mundo, pero estuvo contra las cuerdas. Tuvo aspecto de derrotada, cuando vapuleada en la manga inicial, afrontó el oscuro panorama con 5-4 adverso y el saque del lado de su rival.
Renació y se sobrepuso a dos puntos de partido. Situación que coincidió con una caída cerca de la red de la belga, que se torció el tobillo y se lastimó la rodilla derecha. Nada fue igual para Henin a partir de ese momento. Miami volvió a ser un torneo maldito para la raqueta de Lieja, la primera del ránking. Un prestigioso abierto que no termina de incrustar en un palmarés poblado con 31 éxitos. Dos de ellos este curso, en Doha y Dubai.
Nunca ha estado tan cerca del éxito la belga, con el techo en Cayo Vizcaíno en cuartos de final. El pasado curso no superó la segunda ronda.
Después de un comienzo fulgurante, arrollador y con una adversaria desdibujada, Henin puso el camino recto al éxito. Aunque su fortaleza decayó a medida que creció el ímpetu de su rival, afianzada con el paso del tiempo.
No suele perdonar ni desperdiciar sus ocasiones Serena, que tiene de su lado el buen hacer en Miami y el efecto psicológico añadido que suponen sus victorias particulares frente a Henin. Cinco de ocho. Incluida la más reciente. En Wimbledon del 2003. No habían vuelto a coincidir desde entonces a pesar de que ambas han formado parte de la elite de la WTA en los tiempos recientes.
La campeona del Abierto de Australia, con veintiocho títulos ya a sus espaldas, recuperó el trono que fue suyo en el 2002, 2003 y 2004. Y va disparada hacia un espacio entre las diez mejores del ránking después de su particular travesía por un desierto competitivo que dejó atrás en la pasada temporada.
Serena Williams cerró el choque con autoridad y después de dos horas y media de partido. Sin piedad ante una adversaria mermada físicamente que volvió al suelo en el tramo final del partido. Cuando su caída era irremediable. No olvidó la estadounidense el sonrojo al que le sometió Henin en el primer parcial. Y le faltó tiempo para imponer su autoridad y cerrar el partido a pesar del encomiable esfuerzo de la belga por reconducir de nuevo la situación.