BARCELONA.- Rafael Nadal, número dos del mundo, sudó para alcanzar la 70 victoria consecutiva en tierra por culpa del italiano Potito Starace, quien puso al español en más aprietos de los previstos (6-2 y 7-5) en los cuartos de final del Conde de Godó.
Starace, 25 años y número 65 del ranking mundial, llegaba a su cita con Nadal repleto de confianza después de haber dejado por el camino al estadounidense Sam Querry, su compatriota Simone Bolelli y al argentino Juan Ignacio Chela, octavo cabeza de serie del torneo.
Ante todos ellos mantuvo un buen nivel de juego, el mismo exhibido en sus dos últimos torneos: Napoles, donde logró el título, y Valencia, donde perdió la final ante el español Nicolás Almagro.
En la pista central del Real Club de Tenis Barcelona Potito no defraudó tampoco hoy, e incluso superó las expectativas de todos aquellos que no lo habían visto jugar y que sólo lo conocían por su peculiar nombre de pila.
Perdió el primer set en 35 minutos por 6-2, pero ofreciendo buenas sensaciones. No se amilanó ante Nadal -pecado mortal que cometieron los dos anteriores rivales del manacorense, Kristof Vliegen y Thomas Johansson, que salieron derrotados antes de jugar- y rindió al límite de sus posibilidades, pero aún así no bastó.
Con un servicio correcto y un golpe paralelo de derecha más que efectivo, Starace hizo algunos puntos meritorios, subió con criterio a la red, arriesgó cuando fue necesario y tuvo cuatro bolas de break, algo de lo que, hasta ahora, no había gozado ningún rival de Nadal, intratable con su servicio.
El italiano incluso llegó a romper el saque del español cuando éste ya sacaba con 5-4 para ganar el partido, pero volvió a perder el suyo en el siguiente juego.
Pese a todo, Potito prolongó el choque hasta el 7-5, mantuvo a Nadal una hora y 42 minutos en la pista y se fue del torneo consciente de que ha sido el único jugador que, hasta ahora, ha incomodado al número dos mundial en su carrera por ganar su tercer Godó consecutivo.
El italiano probablemente hizo uno de los mejores partidos de su carrera, pero eso ni siquiera le sirvió para arañarle un set al "rey de la tierra", lo que no resta méritos a su intento de gesta.
Lo que pasa es que, a día de hoy, para ganar a Rafael Nadal no sólo hay que jugar al cien por ciento sino esperar que el español no tenga un buen día y, como dicen sus rivales, Nadal nunca tiene días malos.
El español se enfrentará en la semifinal de mañana a su compatriota David Ferrer, quien hoy se deshizo del argentino David Nalbandián, cuarto cabeza de serie del torneo.
Si Nadal se mete en la final, superará por fin al suizo Roger Federer en la Carrera de Campeones -clasificación que mide los resultados de 2007- un nuevo reto para seguir ganando a falta de rivales que realmente le hagan sombra sobre el polvo de ladrillo.