MONTECARLO.- Carl Lewis, el atleta del siglo XX para la IAAF, nueve veces campeón olímpico, considera que el problema más acuciante del atletismo no consiste en encontrar un nuevo ídolo, sino recuperar el crédito perdido porque "hemos llegado", asegura "a un punto crítico".
El atleta estadounidense, que acudió a Montecarlo para recibir, este domingo, el trofeo "Héroe del atletismo", continúa siendo, diez años después de su retirada, una estrella mediática. Su rueda de prensa fue la que más medios atrajo, más que las de Hicham El Guerruj, Paula Radcliffe, Haile Gebreselassie, Jeremy Wariner o Blanka Vlasic.
"En mi Fundación trato de implantar un modelo, y la ventaja que tengo es que sé de lo que hablo. El problema de nuestro deporte no es encontrar un nuevo ídolo, sino recuperar la credibilidad, porque hemos llegado a un punto crítico y de poco sirve lamentarse", afirmó.
Lewis trabaja junto a un millar de colaboradores en la Fundación que lleva su nombre, radicada en California, adiestrando a niños desde los 6 años.
"Nuestra tarea consiste en dirigirlos técnicamente, pero también educarlos en los principios que deben regir el deporte, enseñarles las virtudes del sacrificio, de la superación y del deporte limpio. Por ahí debe ir la lucha contra el dopaje. Es preciso cambiar la cultura desde la base", comentó.
Para Carl Lewis la lucha contra el dopaje exige un compromiso general. "Cuando un atleta da positivo", explicó, "su mánager suele eludir la responsabilidad y su entrenador dice que no sabía nada. Hay que acabar con esto. En mi grupo hemos elaborado un código ético del que participan los mánagers y los entrenadores, y si veo que un atleta se comporta mal es a ellos a quienes me dirijo".
"La gente debe saber", añadió, "que para triunfar en el deporte se exigen sacrificios, y esa idea deben transmitirla todos los estamentos del atletismo: entrenadores, mánagers, directivos. Hay que cambiar la percepción para prevenir el problema del dopaje".
Para Lewis sería interesante que las propias federaciones nacionales pudieran firmar un contrato con los atletas y sus representantes que les permitiera demandarlos ante los tribunales en caso de dar positivo en un control. "En Estados Unidos hay muchos entrenadores con atletas que han dado positivo y siguen ejerciendo como si tal cosa. ¿Por qué?", se preguntó.
El endurecimiento de las sanciones, en la línea de la propuesta de la IAAF de recuperar la suspensión por cuatro años, no es una solución aceptable para Carl Lewis. "Se puede suspender a un atleta por cincuenta años pero lo cierto es que si se ha registrado el positivo ya es demasiado tarde. A los jóvenes de mi fundación les recomiendo todas las semanas que escojan el buen camino, el del sacrificio y no el del dopaje".
"Cuando yo tenía 36 años", recuerda, "podía haberme dopado para seguir compitiendo en salto de longitud, pero preferí retirarme".
Lewis negó tajantemente haber dado positivo antes de los Juegos Olímpicos de Seúl, en un episodio supuestamente ocultado por la Federación Estadounidense. "Jamás he dado positivo. Lo que sucede es que cuando estás arriba siempre hay gente que quiere derribarte. Nunca me he dopado, ni siquiera he fumado jamás. Estoy contra las drogas de todo tipo", aseguró.
Con respecto a su época de velocista y saltador de longitud, Carl Lewis aprecia que en la hora presente "son los fabricantes de zapatillas los que dirigen el atletismo, más que las federaciones y los clubes".
"En mi época éramos atletas amateurs que nos comportábamos como profesionales. Ahora es al revés: los profesionales son amateurs,” indicó el atleta más laureado de la historia.