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Santiago: Viernes 27 de septiembre del 2024 | Actualizado 18:20
SAN SEBASTIÁN.- Sin el portero nacional Claudio Bravo, la Real Sociedad logró el primer triunfo de 2008 con mucho suspenso, gracias a un gol de Gorka Elustondo a cinco segundos para el final del partido que hizo justicia al buen juego de los blanquiazules, ante un Alavés que tuvo un comportamiento más que digno.
La Real, en el minuto 2 también tuvo su primer acercamiento al pórtico rival a través de Delibasic, abortado en el último momento por la zaga vitoriana.
Los donostiarras, pasado el peligro inicial, fueron asentándose en el campo y bien dirigidos por Xabi Prieto comenzaron a generar un peligro constante en la portería de Bernardo, que estuvo muy cerca de encajar el gol tras un certero pase del centrocampista guipuzcoano a Delibasic, con posterior control de éste y un enorme yerro en el remate, al enviar el balón fuera cuando estaba solo delante del guardameta del Alavés.
Los mejores minutos de toda la temporada por parte de la Real no tenían recompensa para desesperación de una afición que se acercó al estadio de Anoeta en mayor número que otras ocasiones, para completar la mejor entrada de la temporada hasta el momento.
La Real no cedía en su empeño de batir al portero alavés antes del descanso, pero la falta de un jugador que sepa definir arriba obliga a los guipuzcoanos a pagar un alto precio en forma de puntos, ya que sus claras ocasiones se quedan sólo en una declaración de intenciones, como la del minuto 37 de Aranburu en una gran volea desde fuera del área.
En la segunda mitad, el Alavés fue otro equipo, con iniciativa, actitud y con un David Aganzo que se convirtió en la principal referencia del conjunto de Vitoria, que sacaba provecho al desgaste físico de una Real que no tenía jugadores de refresco para mantener el alto ritmo de partido.
Chris Coleman cambió en los últimos minutos a sus dos delanteros en busca de esa pizca de acierto que le otorgara los tres puntos, pero finalmente sería un centrocampista, Elustondo, quien casi sobre el pitido final batió la portería alavesista ante el éxtasis de Anoeta.
