El chileno recuerda con nostalgia sus mejores tiempos.
El MercurioSANTIAGO.- Febrero del 2010. Una fecha que el golfista chileno Guillermo Encina recordará por siempre. Han pasado más de dos años desde que el deportista sufrió una brutal golpiza mientras impartía clases, pero a pesar del tiempo afirma que aún no ha podido olvidar el lamentable incidente.
"Lo que más siento hoy es pena, espero que todos comprendan mis palabras y me respeten, porque nadie que haya sufrido un ataque tan violento tendría la certeza de perdonar y entender lo que pasó. Eso no se olvida", explica al diario El Mercurio de Valparaíso.
Aunque el hecho marcó un episodio negativa en su vida, señala que independiente de todo el dolor que le provocó "esto me permitió ser una mejor persona y saber que para vivir la vida se necesita coraje".
El golfista se había ganado el rótulo de "leyenda" por los logros obtenidos en nuestro país y al momento de la golpiza se encontraba en pleno momento de recuperación del nivel que lo había llevado al éxito.
Su carrera profesional le permitía ser el sustento de su familia, pero hoy admite que eso es pasado y que su personalidad ha impedido que vuelva a la actividad profesional, consciente de que no sería capaz de mostrar el nivel competitivo que acostumbrada.
"Siempre viví de los torneos, nunca quise que mi familia pasara las estrecheces que yo viví cuando niño, y para eso no bastaba con un sueldito por hacer clases en algún club. El golf era mi trabajo, pero se olvidan que llevo dos años y días que no he vuelto a jugar profesionalmente, que es lo que me permitía vivir", enfatiza Encina.
Respeto del ataque, el deportista argumenta que lo que más le molesta es que se hable de que sufrió un accidente, ya que para él eso es restar importancia a la tragedia que ha vivido por estos años.
"Yo sufrí un ataque homicida a mansalva que no se concretó, por eso me molesta que muchas veces hablen del accidente, es banalizar y decir no te ha pasado nada, me duele que quieran tapar el sol con un dedo", dice.
El proceso de recuperación no ha sido nada fácil. Además, de trabajar la parte psicológica también ha debido algunos problemas de motricidad fina producto del impacto recibido. Hasta hoy son evidentes sus problemas en el habla, la movilidad de su mano derecha e incluso en su capacidad para concentrarse en una charla.
Actualmente, el proceso judicial se encuentra en un período de suspensión condicional por el plazo de un año, además del pago de una indemnización por 50 millones de pesos. Sobre esto, reconoce que debió aceptar la propuesta y que realmente "nunca sentí que la justicia estuviera de mi lado".