COSTA DO SAUIPE.- Los atrasos en la construcción o remodelación de estadios mientras se acerca la realización del próximo Mundial de Fútbol en Brasil no dejan indiferentes a las máximas autoridades del fútbol global.
En este plano, Jerome Valcke, secretario general del organismo del fútbol mundial, admitió que han mantenido una actitud "flexible" en este tema, durante una entrevista exclusiva con la agencia AFP.
"No pueden acusarnos de no haber dado pruebas de flexibilidad frente a un cierto número de estadios que no están listos en los plazos anunciados", declaró.
"Tal vez puede ser una imagen un poco estúpida, pero cuando alguien te da un vaso medio lleno, es necesario usar lo que se tiene en ese vaso para garantizar que todo funcione. Esto no pone en riesgo la organización de la Copa del Mundo. Deja sólo nuestro trabajo un poco más complicado, a veces", añadió.
El directivo consideró que es imposible "tener 100% de certeza. Leí que el ministro de Deportes (brasileño) Aldo (Rebelo) había declarado que la novia siempre llegaba atrasada, pero eso no impedía la boda. Pues estoy de acuerdo con él", añadió.
Al conocer que los retrasos sobre la construcción de los estadios se estaban acumulando, contestó que "el hecho de que un estadio esté listo el 15 de enero y no el 31 de diciembre no es un problema fundamental, era más una cuestión de principios".
Sobre la fecha en la que estará listo el estadio de Sao Paulo, donde se abrirá la cita global, Valcke recalcó que el informe recibido por la FIFA "es apenas preliminar. Mediados de abril o final de abril, es la fecha en la que esperamos poder organizar el primer evento-test".
"Si fuera el caso, va a funcionar y podemos organizar el juego de apertura en Sao Paulo. Pero estamos llegando al límite", advirtió Valcke.
Repetición de protestas
Consultado sobre la posibilidad que se produzcan protestas como las que se registraron hace seis meses en la Copa Confederaciones, en el marco de las manifestaciones masivas que se vivieron en esa época en Brasil, el directivo reconoció que todos "vivimos ese movimiento como una sorpresa, pero no sólo nosotros los de la FIFA, también las autoridades, el gobierno" brasileño.
"Para la FIFA las manifestaciones fueron vistas como una situación complicada, que pudo poner en riesgo la organización de la Copa Confederaciones", dijo. No obstante, "manifestarse es un derecho", añadió.
