Cómo vivieron Ríos, Massú y González la épica y sufrida victoria de Garín ante Perú

SANTIAGO.- Tres formas diferentes de vivir un mismo momento. Así fue como Nicolás Massú, Marcelo Ríos y Fernando González, desde las nuevas posiciones en las que se desarrollan hoy, presenciaron la épica y luchada victoria de Christian Garín ayer viernes en la serie entre Chile y Perú por la Zona Americana II de Copa Davis.

Massú, capitán del conjunto nacional, se mantuvo sereno y siempre positivo para intentar transmitirle lo mismo a su pupilo. Con el clásico gorro deportivo que usaba cuando era profesional, el técnico se sentaba tranquilamente en su silla y observaba atentamente lo que desarrollaba su dirigido en la cancha del Estadio Palestino.

Casi nunca se le vio reclamar por las varias pelotas divididas. Inclusó le decía a su pupilo, quien reclamaba más que él, que debía seguir jugando e ir por el otro punto. El "vamos" fue repetido casi siempre por el medallista olímpico para animar a Garín.

Por su parte, el cotejo para Ríos, quien es miembro del cuerpo técnico chileno, fue de muchos más nervios. En el primer game estuvo sentado aproximadamente a 4 metros de Massú, en la primera fila junto al entrenador de Garín, Martín Rodríguez, con quien comentaba de vez en cuando alguna jugada y aplaudían tímidamente.

El ex número uno del mundo, con grandes lentes de sol y una polera azul, después se cambiaría de lugar al frente de la banca de Perú. El sol le pegaba justo en la cara y se sentía lejos de Garín, con el que después del cambio tuvo bastante comunicación. Lo acompañaban en la nueva posición Horacio de la Peña, Hans Podlipnik y Gonzalo Lama. "Tranquilo", "ahora es el momento" y "buena Garín", decía el Chino, mientras que el vencedor del primer punto en la serie lo miraba y apretando su puño derecho.

Después del segundo set, Ríos saldría a fumar en dos oportunidades y no quiso tomarse ninguna foto. Se veía muy tenso.

Otro que no se perdió ni un minuto de la acción fue Fernando González, quien estuvo comentando el partido para un canal nacional en un cubículo hecho de tela blanca, a casi 8 metros de altura, en la grada norte del reducto de Las Condes.

El bombardero con unos lentes oscuros y de polera blanca, tras algún comentario que dejaba sacaba siempre su teléfono móvil para revisar algo. Ningún gesto mostró, sí alguna risa con su compañero Fernando Solabarrieta.

Al final del partido los tres estaban de pie muy atentos, la presión se sentía en la pista y en las gradas. La gente aclamaba a Garín. Ríos se movía. Massú y González se mantenían con semblante serio. Pero tras el golpe del triunfo las sonrisas y los abrazos nacieron rápidamente. Tan rápido como el capitán salió de la cancha para preparar el siguiente partido con Nicolás Jarry. El "Chino" fue por otro cigarrillo y González se escondió en su caseta.