BEIJING.- El primer favorito, el suizo Roger Federer, solventó sin excesivos contratiempos el trámite que le deparó la segunda ronda del torneo olímpico de Beijing 2008 y superó al salvadoreño Rafael Arévalo, que tiró de entusiasmo para obligar a su rival a sacar en ocasiones su mejor repertorio (6-2 y 6-4).
El tenista centroamericano se apuntó seis parciales. Tres más que el australiano Lleyton Hewitt logró frente a Rafael Nadal.
Rafael Arévalo disfrutó de su sueño y Federer fue una pesadilla. En ningún caso el duelo reflejó la gigantesca distancia que separa el número uno del helvético del más allá del 400 que la ATP fija de su rival.
El primer tenista de El Salvador en disputar una competición olímpica no rehuyó el cuerpo a cuerpo. Su anecdótica presencia, atípica en cualquier competición de tenis de alto nivel, fue acogida con simpatía por el público del Centro Olímpico de Tenis, que jaleó cada acción meritoria de Arévalo.
Su empuje le mantuvo en el partido. Los nervios, incluso, le condenaron en alguna acción evidente. Pero también desveló la zozobra interna que padece el aún número uno del mundo. Excesivamente errático y precipitado. Presuroso por solventar el duelo e incómodo con el tono festivo que adoptó el partido para el seguidor.
Rafael Arévalo cumplió su sueño. Permaneció ochenta minutos al otro lado de su ídolo. Y salió airoso de Pekín, con un triunfo entre sus méritos, el de la primera ronda contra el coreano Hyung Talk Lee.
A Federer, por su parte, le espera el checo Tomas Berdych. Palabras mayores para el helvético, eliminado por su próximo rival de Atenas 2004.