SANTIAGO.- La Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) estimó hoy necesario descartar de plano el proyecto de reformas laborales que se tramita en el Congreso, e instó a estudiar con un criterio técnico, realista y moderno cuáles son los verdaderos cambios que el país requiere en materia laboral, para alcanzar mejores niveles de competitividad y eficiencia, que se traduzcan en un mayor bienestar para todos los chilenos.
"Esto requiere dejar de lado intereses mezquinos, slogans del pasado y visiones del corto plazo y pensar en el país que todos queremos para el futuro", dijo el abogado especialista en derecho laboral y asesor de esta entidad, Huberto Berg, al intervenir en el seminario 'Análisis de la Reforma Laboral y sus implicancias para el sector empresarial chileno', en el que participaron empresarios del sector industrial, ejecutivos de la empresa privada, analistas de universidades y centros de estudios.
Para Berg, el actual proyecto insiste en una visión confrontacional entre trabajadores y empleadores, ignorando y pasando por alto todos los antecedentes y características existentes en materia de relaciones laborales en las empresas privadas del país.
A juicio del asesor, la iniciativa incentiva el conflicto al interior de las empresas y discrimina abiertamente entre trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, dejando a estos últimos supeditados a las decisiones de los primeros, privilegiando de esta manera una minoría en desmedro de una mayoría que no necesariamente se siente interpretada por éstos.
Asimismo, incentiva artificialmente la sindicalización. En este sentido, Berg precisó que la Sofofa no se opone a esta materia. De hecho, señaló que el sector industrial es uno de los sectores con mayor sindicalización en el país. "A lo que sí se opone terminantemente es a que se incentive en forma artificial la sindicalización de los trabajadores chilenos, por la vía de generar subterfugios que van más allá de la propia capacidad de convocatoria que tengan las organizaciones sindicales", añadió.
A juicio del asesor, la iniciativa otorga facultades discrecionales a las Inspecciones del Trabajo, en desmedro de los jueces del trabajos y de los acuerdos de las partes, convirtiendo por su intermedio al estado en un actor directo de las relaciones laborales al interior de las empresas; además, restringe arbitrariamente las atribuciones de administración del empleador.
En materia de flexibilidad, dijo que los pocos avances que se observan son rápidamente contrarrestados con nuevas y más restricciones. Precisó que la necesidad de introducir algunos grados de mayor flexibilidad en la actual legislación laboral es tal vez uno de los pocos puntos donde hay algún grado de consenso entre los distintos actores del mundo del trabajo. "De hecho, ha sido uno de los puntos más recurridos por el gobierno al fundamentar su proyecto de reformas. Sin embargo, una vez más se aprecia una gran disociación entre lo promocionado y el producto finalmente entregado", añadió.
Dijo que en todas las cláusulas de supuesta flexibilidad que trae el proyecto se incorpora una norma que en algunos casos no sólo la hace ineficiente, sino que además introduce mayores rigideces a la actual normativa vigente.
Por ejemplo, cuando se establece la posibilidad de acordar contratos de jornada parcial, algo que de hecho se puede hacer con la actual legislación, se determina que esta jornada no puede exceder de 30 horas semanales, ni pueden trabajarse más de 6 horas extraordinarias a la semana. Todo esto, independientemente que el trabajador y el empleador estén de acuerdo en establecer un contrato de jornada parcial de más horas, o de trabajar más horas extraordinarias a la semana.
Asimismo, Berg señaló que el proyecto es un claro desincentivo a la contratación de nuevos trabajadores por parte de las empresas y un fuerte fomento al uso intensivo de tecnología.