BUENOS AIRES.- Tras recibir una inyección de más de 40 mil millones de dólares ,el ánimo en el gobierno argentino es de motivarse y retomar la iniciativa política cambiando su imagen de pasividad por la de euforia para este año.
Tras dos días de debate en una "mega reunión" de gabinete, que incluyó a más de 120 funcionarios, el gobierno presentó un ambicioso plan de infraestructura que generará 510.000 nuevos puestos de trabajo y prevé inversiones por 4.267 millones de dólares durante este año.
También indicó que otros 1.200 millones de dólares serán invertidos en el sector turístico y anunció un plan de lucha contra la evasión fiscal, que cada año priva a las arcas estatales de más de 20.000 millones de dólares.
Con estos anuncios entre sus manos, el presidente Fernando de la Rúa insistió en que los argentinos deben abandonar su pesimismo y recuperar la esperanza.
"Hay que recuperar la alegría de vivir, la confianza en nuestras propias fuerzas y en el futuro", afirmó el presidente De la Rúa. Este año "no habrá ajustes, no habrá sorpresas, ni cambios imprevistos", explicó.
Con un tono más optimista aún, el ministro de Economía José Luis Machinea pronosticó que en los próximos tres años se crearán 1,5 millón de puestos de trabajo."Si la situación sigue como se prevé, con desaceleración de la economía americana, pero con la economía mundial creciendo a ritmo razonable... con todo lo que hemos hecho y con el plan de infraestructura, la economía no sólo se va a reactivar sino que va a crecer en los próximos años", dijo Machinea tras reunirse en Nueva York con inversores extranjeros.
Aclaró, sin embargo, que "no hay que ser triunfalista, Argentina tiene una nueva y gran oportunidad, pero para esto hay que trabajar mucho".
El entusiasmo gubernamental se fundamenta sobre todo en un "blindaje" financiero de 39.700 millones de dólares que otorgaron el Fondo Monetario Internacional, otras instituciones multilaterales y privadas y el gobierno de España para garantizar el pago de las deudas que el país en 2001.
Además en la baja de medio punto de la tasa de interés dispuesta por la reserva Federal estadounidense, que ha favorecido a los países emergentes y especialmente a la Argentina, que deberá pagar menos para financiar sus necesidades.
La economía del país no crece desde octubre de 1998. El gobierno había previsto que en 2000 el país saliera del estancamiento pero no pudo conseguirlo.En su primer año de gestión, De la Rúa concentró sus energías en bajar el abultado déficit fiscal para poder cumplir con las metas acordadas con el FMI. Con este fin impulsó un aumento generalizado de impuestos y una rebaja de los salarios estatales.
Los problemas de empleo afectan a 4 millones de los 36 millones de argentinos y la pobreza a por lo menos 13 millones.Economistas privados han alertado al gobierno para que impulse medidas que reactiven la economía ya que de lo contrario no será posible salir de la recesión.