SANTIAGO.- Un aumento de 5,4% experimentó el Producto Interno Bruto (PIB) chileno durante el año 2000, estimándose una expansión de 4,3% en el cuarto trimestre respecto a igual período de 1999, informó hoy el presidente del Banco Central (BC), Carlos Massad.
La autoridad indicó que la demanda interna creció un 7,2% en promedio durante el año, principalmente por la acumulación de existencias en el primer semestre y un incremento moderado del consumo y de la inversión fija durante todo el 2000.
Al dar a conocer el tercer Informe de Política Monetaria a la Comisión de Hacienda del Senado, el personero dijo que esas cifras se comparan con el 5,6% estimado originalmente para el PIB y el 8,0% para la demanda interna en el 2000.
"Las condiciones macroeconómicas en las cuales se desenvuelve la economía chilena, conducen a estas perspectivas de crecimiento más moderado del gasto interno para los próximos dos años. La persistencia de tasas de desempleo elevadas, la baja creación de empleo y los actuales niveles de endeudamiento privado, acotan el gasto en consumo de los hogares. Además, las holguras disponibles en el mercado de la vivienda no permiten anticipar una expansión fuerte de la inversión, sobre todo en construcción" señaló Massad.
De esta manera, afirmó que el crecimiento de la economía se situará en un 5,6% en el 2001 y en un 5,9% en el 2002, mientras que la demanda interna lo hará en un 7,2% y en un 6,7%, respectivamente. Estos resultados representan una baja en relación al Informe de septiembre pasado, cuando se estimaba una expansión del PIB de 5,7% en el 2001 y de 6,3% en el 2002 y de la demanda, de 8,0% en ambos años.
"Dentro de estos escenarios, cabe destacar el mayor grado de incertidumbre sobre el curso futuro de la economía mundial. Una desaceleración en Estados Unidos más intensa que lo previsto llevaría a proyectar un crecimiento más lento de las exportaciones y de los términos de intercambio. La respuesta probable de la política monetaria de la Reserva Federal llevaría a menores tasas de interés internacionales, reduciendo el costo del crédito para los agentes domésticos... Si bien se estima que durante los próximos dos años, el consumo y el empleo
crecerán moderadamente, existe suficiente incertidumbre sobre el funcionamiento del mercado laboral en Chile, como para descartar a priori una recuperación más intensa. Con todo, el balance de riesgos para el crecimiento de la actividad se estima balanceado", comentó.
Respecto de la inflación, precisó que en el primer cuatrimestre del 2001, esta variable medida por el IPC mostrará un descenso por la desaparición o atenuación de los incrementos de precios que se verificaron en igual lapso del 2000. De esta manera, las proyecciones apuntan a una inflación por debajo del 4,0% hacia mediados de año, para terminar el 2001 en un 3,4% y en un 2,9% en el
2002. Mientras, la inflación subyacente se mantendría en torno al 3,2% y 3,0%, respectivamente.
Para elaborar el Informe, el BC consideró un crecimiento económico mundial de 4,9% en el 2000, de 3,8% en el 2001 y de 4,2% en el 2002, además de un precio del cobre de US$ 0,86 la libra en el 2001 y de US$ 0,95 en el 2002, y del petróleo de US$ 25 el barril y de US$ 23, respectivamente.
En el Informe anterior, el BC proyectaba un precio para el metal rojo de US$ 0,87 en el 2001 y de US$ 0,95 en el 2002 y del crudo de US$ 26 y US$ 25, respectivamente.
"Este ajuste (del cobre) se fundamenta en que el crecimiento de la economía mundial será menor del que se preveía hace algunos meses atrás, no obstante que los inventarios del metal muestran una caída significativa... El comportamiento del petróleo debe evaluarse con cierta cautela, en la medida de que la OPEP ha decretado una reducción de 1,5 millones de barriles diarios en su producción a partir de febrero. Además, debido a que los inventarios de petróleo aún se mantienen en niveles bajos, cualquier factor no esperado en las condiciones actuales podría llevar a aumentos en el precio, tal como se ha observado en los primeros días de enero", expresó el titular del BC.
Con lo anterior, estimó que los términos de intercambio de bienes de la economía anotarán un incremento de 2,0% en el 2001 y de 3,6% en el 2002.
Al analizar el sector externo, Massad informó que el déficit en Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos alcanzó a 1,3% del PIB en el 2000 (US$ 890 millones), al tiempo que proyectó un 1,7% para el 2001 (US$ 1.210 millones) y un 1,9% para el 2002 (US$ 1.490 millones).
En tanto, la Balanza Comercial registrará un superávit de US$ 1.190 millones en el 2001 por exportaciones por US$ 19.640 millones e importaciones por US$ 18.450 millones, y un saldo positivo de US$ 1.040 millones en el 2002 por envíos por US$ 21.790 millones y compras por US$ 20.750 millones. Las exportaciones de bienes y servicios crecerán en volumen un 5,5% en el 2001 y un 6,3% en el 2002, mientras que las importaciones de bienes y servicios lo harán en un 9,3% y en un 8,0%, respectivamente.
En cuanto a la inversión, Massad anticipó que esta variable promedió un 26% en el 2000, y que la tasa alcanzará niveles de 28% en el 2001 y de 29% en el 2002.
Por su parte, el escenario base del Informe supone que en términos reales, el tipo de cambio se mantiene en niveles cercanos a los actuales en los próximos 8 trimestres. Desde una perspectiva de largo plazo, "la probabilidad de que el tipo de cambio se aprecie en el futuro, es similar a la probabilidad de una depreciación adicional".
"El nivel esperado para el tipo de cambio real a fines del horizonte de proyección, es similar al esperado en septiembre último. No obstante, existen grados importantes de incertidumbre acerca de la evolución futura de esta variable, lo que se ve reflejado en la magnitud de la volatilidad que muestran los tipos de cambio en régimen de flotación", precisó.
Massad destacó que en el ámbito externo la principal amenaza que existe es la magnitud de la desaceleración en Estados Unidos, porque podría impactar negativamente sobre el crecimiento de las exportaciones. Sin embargo, eso se vería compensado por tasas de interés internacionales más reducidas.
Asimismo, resaltó que la trayectoria del petróleo implica riesgos para la inflación y el crecimiento.
En el ámbito interno, sostuvo que la demanda mostrará un crecimiento más moderado en la década pasada, al tiempo que se observará un mayor peso relativo de los sectores productores de bienes transables internacionalmente; ajustes más duraderos de precios relativos como la compresión de los márgenes de comercialización, un menor crecimiento de salarios reales, la depreciación del tipo de cambio real y tasas de interés reales más bajas; un menor ritmo de
recuperación del empleo y de la confianza de los consumidores; y un déficit en Cuenta Corriente más acotado.