BUENOS AIRES.- La economía argentina recibió una bocanada de oxígeno a través del respirador artificial conectado por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, pero volverá a sufrir un ahogo sino aparecen pronto señales de reanimación, coincidieron analistas en Buenos Aires.
"El Producto Interno Bruto (PIB) debería crecer al menos 4% en los últimos meses de 2001", sostuvo el economista Miguel Angel Broda, titular de una influyente consultora, en diálogo con periodistas franceses.
En la misma dirección apuntó Martín Guido, analista de la privada Fundación Atlas, quien dijo que "si la reactivación no se produce rápidamente, en los próximos meses habrá que imaginar otro ajuste".
Con otros argumentos y similar enfoque, la Fundación Capital (FC), del economista Martín Redrado, pintó un panorama oscuro, al subrayar que "definitivamente quedó abortada la posibilidad de una recuperación en el entorno financiero", al debilitarse la monetización.
"Lamentablemente, la consecuencia es una nueva demora en recuperar el crecimiento económico, que requiere de variables monetarias en expansión sostenida, junto con tasas de interés mucho más bajas", dijo la FC.
El presidente Fernando de la Rúa había quedado en jaque en marzo pasado, en la segunda crisis económico-financiera en 16 meses de gobierno, pero zafó con un audaz movimiento de piezas al convocar al opositor Cavallo para que le sacase las castañas del fuego.
El Plan Otoño, por haber asumido Cavallo el 21 de marzo, al comenzar el otoño austral, dejó caer sus primeras hojas con un 'impuestazo' sobre las transacciones financieras y protecciones arancelarias que dejaron helados a los socios del Mercosur. Pero no anunció medidas reactivadoras.
"Sin una reducción significativa de la incertidumbre política, resultaba difícil restablecer la confianza y reducir la prima de riesgo (que oscila entre los 860 y los 950 puntos básicos sobre el rendimiento de los bonos del tesoro de Estados Unidos)", dijo el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) en su informe mensual.
El IAEF indicó que "la Ley de Competitividad (de Cavallo) tiene como objetivo reencauzar el déficit fiscal (que amenaza trepar por arriba del 2,3% del PIB) y recomponer la rentabilidad empresaria, pero con ratificación del régimen monetario de la ley de Convertibilidad".
Sin embargo, Cavallo está empeñado en preparar a la opinión pública para ponerle doble atadura de dólares y euros al peso y abrir una inédita libre elección de las tres monedas, lo que echa sombras sobre la famosa paridad cambiaria argentina del 'uno a uno'.
Broda dijo que el dóla se apreció 40% desde 1995 y Cavallo ha calculado en 20% la sobrevaluación del peso, lo que justificaría su terca campaña en favor de un 'euro-dólar' para sostener al peso, pese al pánico que podría generar en la sociedad cambiar un modelo antiinflacionario de más de 10 años de uso.
A De la Rúa tampoco le importó seguir quebrando la Alianza cuando convirtió en superministro a Cavallo y dejó afuera del Gobierno a sectores mayoritarios de la Unión Cívica Radical (socialdemócrata) y el Frepaso (ex peronistas y centroizquierdistas).
La prueba de fuego será en octubre, en las elecciones legislativas, en las que podría sufrir una catástrofe si se mantiene la recesión que cumplió 33 meses.
Los bancos siguen sentados sobre una montaña de 91.000 millones de pesos y dólares, pero si les cobran a las pequeñas y medianas empresas tasas del 30-40% anual, la reactivación es una utopía, mientras Argentina espera que Cavallo saque algún otro conejo de la galera.
Precisamente "El retorno del mago" tituló un análisis el consejero económico de la embajada de Francia, Christophe Lecourtier, quien dijo que Cavallo busca "una nueva frontera: restaurar la competitividad".
Sobre las ruinas de la industria que ayudó a desmantelar con la apertura económica de su anterior gestión (1991-1996), Cavallo consiguió oxígeno para la economía, pero no mostró aún la fórmula para que respire sola.