BUENOS AIRES.- El proyecto de ley que modifica la Convertibilidad en Argentina (peso igual al dólar y euro), inició este martes la batalla por lograr apoyo del Congreso y la confianza de los mercados, cuya primera reacción -el lunes- fue claramente negativa.
El texto de la Ley de Convertibilidad II firmada anoche por el Presidente Fernando de la Rúa ingresó la mañana del martes a la Cámara de Diputados, cuyo presidente, Rafael Pascual (Alianza), declaró que "todo parece indicar que esto va a ser para bien".
El ministro de Economía, Domingo Cavallo, lanzó la idea el sábado y aceleró los tiempos al conseguir el lunes el respaldo de las principales corporaciones de negocios e industriales, entre ellas el Consejo Empresario Argentino (CEA), que reúne a las 30 empresas más grandes del país.
Pero Pascual admitió que el proyecto despertó "inquietud y algún sobresalto en la población", aunque el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, aseguró que "la reacción de los mercados no significó una sorpresa para el Gobierno".
El índice líder Merval de la Bolsa retrocedió un 2,60% el lunes, pese a que se recuperaba ligeramente el martes, en tanto el riesgo país subió a 898 puntos base y los títulos estatales cayeron en promedio 2,5%, en un mercado en guardia y desconcertado.
La decisión de sostener el peso con un doble respaldo (50% en billetes verdes y 50% en moneda europea), con una futura fluctuación cambiaria, fue justificada en el proyecto con el argumento de que "permitirá comenzar a gozar de las ventajas de la menor tasa de interés que se registra en euros respecto de la que rige en dólares".
Cavallo reforzó este martes sus mensajes tranquilizadores, al afirmar que "Argentina no va a reestructurar la deuda, sino que va a trabajar para tener mejor financiamiento de los mercados abiertos".
La deuda pública global se ubica en los US$ 128.000 millones, según la última medición al 31 de diciembre de 2000, pero las necesidades de financiamiento del déficit estatal alcanzan este año a unos US$ 22.000 millones, los cuales estarían asegurados mediante acuerdos con los bancos.
En los considerandos del proyecto, se menciona el objetivo de "acentuar la estabilidad de los precios en la economía y evitar tanto la inflación como la deflación", la baja de precios que se sitúa en torno al 1% anual.
La Convertibilidad II entraría en vigor, siempre y cuando pase el filtro del Congreso, el día en que el dólar y el euro se encuentren en paridad uno a uno, a partir de lo cual se quebraría la rigidez cambiaria local.
Al iniciarse en ese momento, la fluctuación cambiaria, que se presume suave, estará determinada por el promedio de las dos monedas fuertes, de manera que si el euro se cotiza, por ejemplo, un 12% más bajo que el dólar, el peso argentino estará un 6% devaluado respecto del billete verde.
Pero no es posible saber a ciencia cierta cuándo estarán a la par el dólar y el euro, por lo que la Convertibilidad I, impuesta en 1991, seguirá en vigencia, en todo caso provocando más problemas de competitividad y sobrevaluación del peso, que Cavallo calculó en un 20%.
El debate parlamentario no amenaza ser tan arduo como en otras iniciativas, en virtud del respaldo que anticiparon los sectores de la Alianza gobernante, Unión Cívica Radical (UCR) y Frente País Solidario (Frepaso).