BUENOS AIRES.- Tras diez años de manejar el peso y el dólar como una misma moneda, los argentinos no entienden por qué el inventor de esta paridad, Domingo Cavallo, propone ampliarla al euro, el tercero en discordia en una relación que parecía eterna.
Según consultas a la opinión pública, un mes después de conocer el plan del ministro de Economía, la gente no parece entender bien cuál es su objetivo y teme que la "seguridad" lograda con la convertibilidad que rige desde 1991 agrave la crisis económica, en lugar de ayudar a superarla.
Una encuesta de Gallup Argentina difundida recientemente señala que el 64 por ciento de la población defiende la convertibilidad con un tipo de cambio fijo de un peso por un dólar, que terminó hace diez años con la temible hiperinflación.
El 38 por ciento dijo que no es adecuado incluir el euro en el sistema monetario, un 26 por ciento opinó lo contrario y el 36 por ciento, un amplio porcentaje de los encuestados, quedó clasificado como "no sabe, no contesta".
"Frente a la gravedad de la situación argentina, discutir del euro es como hablar del sexo de los ángeles", dijo a la agencia EFE el presidente de la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME), Osvaldo Cornide.
Añadió que es "intrascendente" la propuesta de Cavallo porque "no se sabe" cuándo el euro "va a valer lo mismo que el dólar", que es la condición para que se ponga en marcha la paridad ampliada.
Cornide dice que su opinión es la que predomina entre las 900 cámaras de comercio e industria y a 500.000 pequeñas y medianas empresas que reúne la CAME.
De forma similar opinan personas de distinta procedencia que no entienden cómo el euro va a "terminar" con el desempleo del 14,7 por ciento o la pobreza, que según cifras oficiales afecta a un tercio de la población.
Según la propuesta de Cavallo, que está pendiente de aprobación en el Parlamento, el valor del peso estará determinado por el promedio del euro y el dólar según su cotización en el mercado de divisas de Londres.
El ministro, que ocupó ese mismo cargo entre 1991 y 1996, sostiene que algunos problemas argentinos derivan de la fuerte apreciación del dólar y que su propuesta hará más competitivas las exportaciones.
Pero hay personas que no saben en qué "consiste" este plan, como la psicóloga María Angeles Montórfano, quien teme una devaluación y prefiere el dólar como única referencia por ser la moneda de la economía más fuerte.
Ramón Cejas, el encargado de un edificio de viviendas de Buenos Aires, dijo que el euro, que será la moneda única en Europa en el 2002 y ha sufrido fuertes depreciaciones respecto al dólar, ''no funciona'', al contrario del peso, que es "fijo y lo más seguro".
Para el sociólogo Artemio López, de la consultora "Equis", "no sirve" realizar encuestas para saber si los argentinos están de acuerdo o no con el euro porque la gente "no entiende".
"No comprenden y no les interesa, porque no está entre sus mayores problemas", dijo.
Al hacer un análisis más psicológico, señaló que los argentinos "asocian la convertibilidad" con la estabilidad de los primeros años en los que regía la paridad entre el peso y el dólar, cuando hubo un mayor crecimiento de la economía.
Otro sondeo realizado por la consultora Braidot y Asociados Global Business Solutions en la capital argentina y el cinturón urbano muestra que el 83,6 por ciento apoya la convertibilidad.
Solo un 10,8 por ciento acepta cambios en el régimen monetario, un área en donde cualquier posibilidad de modificación levanta ampollas, teniendo en cuenta que este país ha sufrido procesos inflacionarios del 400 por mil anual.
Pese a que su propuesta no convence a la opinión pública, Cavallo tiene una adhesión del 44 por ciento, frente al 22 por ciento que cosecha el Presidente Fernando de la Rúa, según Gallup.
Además, no todo son críticas: algunos sectores económicos, como el Consejo Empresario Argentino, sí apoyan el cambio en el sistema monetario, al señalar que el 30 por ciento de las exportaciones van a la Unión Europea.
"Yo lo que quiero es que el peso valga por sí mismo", dice Miguel Magrache, dueño de un quiosco de periódicos.
"Un día nos dicen que hay paridad, al otro que compremos dólares porque es la única moneda que sirve (como propuso el ex presidente Carlos Menem) y otro que es mejor el euro. No hay quien los entienda", se queja.