BUENOS AIRES.- El ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, advirtió el viernes sobre el peligro de que Brasil incurra en un proceso recesivo y alimente las incertidumbre de los mercados al adoptar ciertas medidas para intentar detener la persistente depreciación de su moneda.
La devaluación del real "ha llegado a un extremo que de continuar perjudica a la propia economía brasileña y obliga a adoptar decisiones en el país hermano que pueden dar lugar a un fenómeno recesivo y crear más incertidumbre respecto del futuro", señaló Cavallo frente a un auditorio de empresarios argentinos.
Sólo en lo que va del año, el real ha perdido casi 30 por ciento de su valor con relación al dólar, una depreciación que agudizó las disputas entre los principales socios de la unión aduanera Mercorur, que también integran Uruguay y Paraguay.
Brasil anunció el viernes que giraría 4.700 millones de dólares del FMI de un préstamo de 15.000 millones, lo cual dará al Banco Central más reservas para intervenir en el mercado cambiario.
El gobierno brasileño intentó revertir esta semana un panorama económico incierto con una serie de medidas que frenaron la caída de su moneda.
El Banco Central y la Comisión de Valores Mobiliarios anunciaron medidas para ajustar los requerimientos de reservas con miras a absorber liquidez del mercado cambiario, mientras el gobierno creó una comisión para estimular las exportaciones y reducir la dependencia del financiamiento externo.
Los mercados financieros temían que la debilitada economía brasileña iba a colapsar ante lo que parecía una caída insostenible de la moneda tras los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
La preocupación era que la contínua caída del real dispararía el costo de la deuda, porque 75 por ciento de los compromisos de Brasil están ligados a tasas overnight o a monedas extranjeras.
El nivel de endeudamiento de Brasil creció 53,7 por ciento del PIB en agosto desde 49,5 por ciento al final del 2000.
Los economistas se preguntaban si Brasil se encaminaban a una nueva crisis cambiaria como la que provocó la devaluación de enero de 1999.
Los avatares macroeconómicos del gigante latinoamericano alimentaron las fricciones en el Mercosur, que atraviesa una de sus peores crisis desde su puesta en marcha en 1995 debido a asimetrías cambiarias entre sus mayores economías -Argentina y Brasil- y a las severas críticas planteadas por Cavallo a su funcionamiento.
Argentina mantiene desde 1991 un tipo de cambio fijo que ata su moneda, el peso, al dólar en paridad uno a uno, mientras Brasil decidió en enero de 1999 dejar a su moneda cotizar a través de un esquema de libre flotación.
Cavallo propuso recientemente un replanteo de la unión aduanera, suspendiendo la vigencia del Arancel Externo Común que le da forma, lo que daría libertad a cada socio del bloque para definir sus impuestos aduaneros y el Mercosur dejaría de tener una política arancelaria consensuada.
Pero el viernes el ministro argentino aseguró que "sin duda, nosotros vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance y vamos a tratar de que el Mercosur sirva para ello, de tal manera que el mercado no siga devaluando a la moneda brasileña (...) Sin duda esto es clave para la economía brasileña pero también para nuestra economía".
"De otra manera, los avances que hemos producido en los últimos meses en materia de incentivos para nuestros exportadores, para quienes deben competir con importación, pueden verse anulados por la situación macroeconómica de Brasil", advirtió Cavallo.
Pese a la diferencia cambiaria, Argentina mantiene con Brasil superávit comercial desde 1995, y sólo en los primeros ocho meses de 2001 tuvo un saldo favorable en el comercio bilateral de 701 millones de dólares.