BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, se mantenían paralizados el viernes frente a la encrucijada de la dolarización o el cese de pagos de la deuda, bajo presión de los mercados y cada vez más huérfanos de consenso político.
Cavallo llamó sorpresivamente a una conferencia de prensa, en medio de fuertes expectativas, pero no formuló ningún anuncio, aunque aprovechó la hora y media ante la prensa para culpar a las provincias por la falta de crédito público y criticar las devaluaciones en Brasil.
Admitió que piensa reunirse con el Presidente Fernando de la Rúa y el resto del Gabinete, para "terminar de preparar las medidas", pero dijo que no hay día ni hora para presentarlas en sociedad.
Al concluir la conferencia, el índice líder MerVal de la Bolsa conservaba en mitad de la rueda su tendencia bajista de 1,81% y el riesgo país medido por la banca JP Morgan crecía de 1.771 a 1.820 puntos básicos (18,20% de sobretasa) respecto del jueves.
El jaqueado ministro se rehusó a responder las principales preguntas, entre ellas cuál fue el objetivo de la misión secreta que cumplió esta semana en Estados Unidos, además de provocar sonrisas en el auditorio cuando dijo que desconocía las últimas declaraciones del titular de la Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan.
Greenspan había puesto en duda el miércoles la estabilidad de países como Argentina, al señalar "ciertas condiciones de estrés que incrementan las probabilidad en mercados de emergentes de un cese de pagos y un potencial contagio, (...) especialmente en los casos de reservas monetarias inadecuadas y cuando el tipo de es cambio fijo".
Sin embargo, Cavallo, una vez más, ratificó la plena vigencia de la convertibilidad, la paridad cambiaria fija respaldada con reservas del Banco Central, con el argumento de que "es lo que quiere la gente".
A casi dos semanas de la dura derrota electoral sufrida por el Gobierno en las elecciones parlamentarias, el anuncio de medidas de reactivación se demoraba, pese a que el consumo cayó el mes pasado entre 5% y 10%, en tanto el desempleo está tocando un récord de 20%, según cálculos preliminares.
En cambio, Cavallo habló a voz en cuello para responsabilizar a los gobernadores provinciales por "el excesivo gasto, que provocó la pérdida de crédito" y dijo que "sin dinero, es imposible" para el Gobierno federal cumplir acuerdos de distribución de impuestos en todo el país.
El lanzamiento de medidas de reactivación, luego de tres años de recesión, estaba condicionado a que los gobernadores provinciales aceptaran reducir la cuota mensual global de 1.364 millones de dólares, pero la negociación fracasó en forma estrepitosa el jueves.
Adolfo Rodríguez Saa, gobernador peronista (oposición) de San Luis (centro del país) contraatacó este viernes al afirmar que "el gobierno federal está en 'default' (moratoria)".
Enfurecido, Cavallo dijo que las provincias se manejaron "con irresponsabilidad" al endeudarse "a tasas onerosas (de un 24%)" en el pasado, aunque también admitió fallas en el gobierno central por descontrol de gastos y corrupción.
Otro frente de críticas crecía en las propias filas gubernamentales, al señalar el oficialista jefe del gobierno autónomo de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, que "así como De la Rúa vio profundizada su debilidad política, Cavallo también ha visto licuarse su sostén".
El líder de la oficialista Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata), el partido del Presidente, en la provincia de Buenos Aires (centro-este), Federico Storani, dijo que "el gobierno parece estar aislado y débil".
Pero Cavallo ignoró las embestidas y reiteró su hostilidad hacia las devaluaciones en Brasil, al referirse a países que "hacen lo que quieren con su moneda pese a que ambos gobiernos acordaron este mes atenuar con medidas arancelarias las asimetrías cambiarias".