VIENA.- La posibilidad de una guerra de precios parecía camino a concretarse el jueves cuando el más influyente miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Arabia Saudí, dijo que el cartel dejaría caer los precios si es necesario a fin de presionar a los productores fuera del cartel, como Rusia, a cooperar con sus planes de reducir la producción.
Arabia Saudí, el principal productor de petróleo del mundo, domina la OPEP y los comentarios de su ministro del Petróleo, Ali Naimi, revelaron su frustración hacia la negativa de Rusia de disminuir su producción.
Rusia es el tercer productor mundial y la OPEP considera su cooperación como una parte esencial de los esfuerzos del cartel por detener la caída de los precios.
La desaceleración de la economía mundial ha detenido la demanda de crudo, y la incertidumbre desatada por los atentados terroristas en Estados Unidos ha exacerbado los problemas financieros de la OPEP. Los precios han caído en una tercera parte desde el 11 de septiembre.
Estas podrían ser buenas noticias en el corto plazo para los consumidores, aunque los precios de la gasolina y el combustible para calefacción ya habían caído luego de haber estado a la alza este año.
Sin embargo, una continua baja en los precios del petróleo podría desanimar a las empresas que exploran nuevos yacimientos o buscan desarrollar los ya explotados. Eso podría significar una reducción en las reservas disponibles a largo plazo, además de preparar el terreno para nuevos incrementos de precios en el futuro.
Los delegados de la OPEP, quienes se reunieron el miércoles en Viena, aceptaron reducir su producción diaria en 1,5 millones de barriles, el 6%, desde el 1 de enero, pero solamente si los países no agremiados acceden a reducirla en 500.000 barriles diarios.
La OPEP "de ninguna manera" reducirá la producción sin el correspondiente recorte del 6,5% en las exportaciones de petróleo de Rusia, Omán, México y Noriega, dijo Naimi a la prensa.
"Nos encontramos en una crisis y necesitamos ayuda", dijo.
Reacción rusa
Rusia seguirá trabajando con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por una estabilización del mercado petrolero mundial, declaró hoy el viceprimer ministro ruso competente para asuntos de energía, Viktor Jristenko.
Reaccionando a la reducción de 1,5 millones de barriles diarios en la producción acordada ayer por la OPEP, Jristenko dijo en Baku que ello no pasa de ser una declaración de intenciones.
Las empresas rusas reducirán su producción sólo cuando el gobierno se lo ordene, recalcó el funcionario a la agencia noticiosa rusa Interfax.
La OPEP acordó anoche en Viena que el recorte en la producción entrará en vigor 1 de enero, pero sólo si los grandes productores no pertenecientes a la OPEP, como Rusia, México, Noruega, Angola y Omán, disminuyen también la suya en 500.000 barriles diarios.
La condición fue calificada por la prensa rusa de "ultimátum petrolero a Rusia".
Las principales empresas petroleras rusas habían acordado ya a comienzos de esta semana una reducción de su producción diaria en 30.000 barriles, o el 0,5 por ciento, monto que la OPEP calificó ayer de insuficiente.
Mijail Jodorkovski, presidente de Yukos, la segunda mayor empresa petrolera rusa, calificó de "perjudiciales" las exigencias planteadas por la OPEP a los productores ajenos al cartel.
Rusia seguirá siendo productor petrolero independiente y determinará por sí misma su política energética, declaró, por su parte, Vagit Alekperov, jefe de Lukoil, el mayor consorcio petrolero ruso, al diario "Nesavissimaya Gazeta".