BUENOS AIRES.- El ministro de Economía Domingo Cavallo enfrenta el momento más difícil desde que el presidente Fernando de la Rúa lo designó en marzo, ante el agravamiento de la situación económica y financiera de la Argentina.
Pero otra complicación no menos importante para Cavallo es que crecen los cuestionamientos a su gestión y las demandas de que sea reemplazado.
Esos cuestionamientos provienen del propio oficialismo, de la oposición peronista, sindicatos obreros y de sectores empresariales, que antaño lo consideraban un ídolo.
El ex presidente Raúl Alfonsín, sin duda el dirigente más influyente en la Unión Cívica Radical (UCR), el partido de De la Rúa, declaró la semana pasada que Cavallo "ya no inspira confianza ni dentro ni fuera de la Argentina".
La mayor parte de la dirigencia del peronismo, partido que ahora controla las dos ramas del Congreso, se muestra hostil hacia Cavallo y dicen preferir otro "interlocutor válido" en el gobierno.
El concurso del peronismo es necesario para que el gobierno logre el consenso político que está exigiendo el Fondo Monetario Internacional (FMI) en respaldo de un nuevo programa económico "sustentable".
La impopularidad de Cavallo es total en las tres centrales sindicales, que el jueves realizarán una huelga general contra recientes medidas que restringieron la libre disposición de depósitos bancarios y que afectan los salarios de sus afiliados.
"Cavallo es el personaje más odiado del país", dijo el martes el líder sindical peronista Rodolfo Daer, secretario de la Confederación General del Trabajo (CGT).
El Presidente De la Rúa ha debido ratificarle su confianza a Cavallo en numerosas oportunidades. La última ocurrió el lunes, cuando ante la afirmación de un periodista de que algunos lo consideran "Cavallo-dependiente", respondió molesto que "de él debo decir que pone un enorme esfuerzo, se juega por lo que tiene que hacer y trabaja con toda intensidad ante las enormes dificultades que debe afrontar".
Las críticas a Cavallo, considerado el padre del modelo "neoliberal" de apertura económica que implantó en 1991, cuando fue ministro de Economía del ex presidente Carlos Menem, apuntan tanto a su personalidad como a sus programas, que suele modificar abruptamente con un gran sentido de pragmatismo.
Cavallo fue convocado por De la Rúa en marzo al renunciar el ex ministro de economía José Luis Machinea, cuyo reemplazante, Ricardo López Murphy, apenas duró dos semanas en el cargo.
Llegó al Palacio de Hacienda con un nuevo enfoque económico que favorecía políticas para reactivar el postrado aparato productivo y descartaba, como prioridad, las medidas de austeridad y de contención del gasto fiscal.
Pero los mercados, que lo recibieron con gran alivio, objetaron su nuevo enfoque y lo obligaron a retornar a las tradicionales recetas conservadoras.
En mayo, Cavallo puso en marcha una serie de programas de "competitividad", con rebaja de impuestos y facilidades para las empresas que aceptaran ciertos requisitos.
Fue un intento por alentar la ractivación económica y promover exportaciones argentinas trabadas por la sobrevaluación del peso, atado al dólar norteamericano por el sistema de convertibilidad.
Pero el domingo, al regresar de un viaje a Washington, Cavallo canceló todos esos programas, que beneficiaban a unas 30.000 empresas, como parte de medidas de austeridad sin las cuales el FMI rehusa enviar fondos necesarios para atender vencimientos de la deuda externa argentina.
"Es casi inexplicable que a menos de dos meses desde su puesta en marcha hoy se diga que se puede prescindir de los planes de competitividad", dijo José de Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El hiperactivo e infatigable Cavallo suele mostrarse impaciente con quienes discrepan con sus planteos.
Las discusiones con sus críticos suelen terminar a los gritos, como se dice ocurrió recientemente en el despacho de De la Rúa, cuando el Presidente debió intervenir para apaciguar un duro intercambio de palabras entre Cavallo y el jefe de gabinete Chrystian Colombo.
El reemplazo de una personalidad como la de Cavallo no resultará fácil para De la Rúa.
El matutino "Página 12" informó el martes que en medios financieros comenzó a circular como probable relevo el nombre del banquero Emilio Cárdenas, quien ocupó la embajada ante las Naciones Unidas durante el gobierno de Menem.