GINEBRA.- La Unión Europea ignoró el viernes las protestas de Estados Unidos y dejó en claro que exigirá el pago de compensaciones por la decisión de Washington de introducir aranceles a las importaciones de acero, cuando las dos potencias se reúnan el próximo martes.
La Unión Europea (UE) también acusó a Estados Unidos de traspasar los problemas de su alicaída industria siderúrgica a los productores más eficientes de otros países al imponer los aranceles, que entrarán en vigencia el 20 de marzo.
La posición de la UE fue expuesta en una carta de su embajador a la Organización Mundial del Comercio (OMC), Carlo Trojan, a su contraparte estadounidense en Ginebra, Linnet Deily, quien declaró la semana pasada que el pago de compensaciones no está en la agenda de Washington.
Las conversaciones del martes se realizarán bajo el Acuerdo de Salvaguardias, el cual fue invocado por el presidente estadounidense, George W. Bush, cuando anunció los aranceles de hasta 30 por ciento sobre las importaciones de productos de acero de varios países de Europa, Asia y América Latina.
Bruselas, la cual es respaldada por Japón, Brasil y Australia, dice que la redacción del acuerdo de 1994 no deja duda que los países que imponen medidas de salvaguardia para proteger a determinadas industrias deberían ofrecer compensaciones para mantener el equilibrio del comercio en general.
"Seguimos manteniendo la esperanza -pese a la experiencia y a los comentarios divulgados de algunos funcionarios de alto rango de la administración (estadounidense)- en que Estados Unidos estará dispuesto a honrar sus responsabilidades en esta área", escribió Trojan.
El enviado de la UE no dijo el curso que Bruselas podría seguir si Washington mantiene su negativa de considerar el pago de compensaciones, las cuales pueden tomar la forma de aranceles más bajos en las importaciones de productos no siderúrgicos procedentes de los 15 países que conforman a la UE.
Posibles represalias
Pero es conocida la posición del Comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy
-quien esta semana acusó a Estados Unidos de promover el libre comercio y adoptar al mismo tiempo una postura proteccionista- de que la UE podría estar en su derecho de adoptar represalias.
Varios integrantes de la industria de la UE dicen que sus pérdidas sumarían unos 2.000 millones de dólares anuales durante los tres años de vigencia de los aranceles.
Muchos diplomáticos comerciales y abogados dicen que el texto del Acuerdo de Salvaguardas deja abierta la puerta para la adopción de represalias si el país que impone los aranceles no logra demostrar que ha habido un aumento de las importaciones que ponen en riesgo a la industria local.
Funcionarios de Estados Unidos insisten que se ha producido un incremento de las importaciones de acero en los últimos años, que han conducido a la bancarrota de 32 empresas siderúrgicas desde mediados de 1990 y la pérdida de miles de empleos.
Pero otros países expresan dudas sobre eso.
En su carta, Trojan informó a Deily que de hecho las importaciones de Estados Unidos han disminuido en 33 por ciento desde 1998, en parte como resultado de previas medidas de salvaguarda que luego fueron declaradas que violan las reglas generales de libre comercio en paneles de disputas de la OMC.
El enviado de la UE dijo que el problema de la industria siderúrgica de Estados Unidos es la negativa de la Casa Blanca de ayudar en su reestructuración a través de la absorción de los costos de las jubilaciones y la protección de la salud de trabajadores retirados y que han perdido sus empleos.
Trojan dijo que esto indica que "Estados Unidos prefiere transferir sus problemas a extranjeros en vez de aceptar la responsabilidad de confrontarlos con duras decisiones domésticas".
Brasil también sostendrá conversaciones sobre los aranceles con funcionarios de Estados Unidos en Ginebra el martes. Delegaciones japonesas y de Corea del Sur han estado sosteniendo conversaciones similares en Washington. China, Australia y Nueva Zelanda tienen previsto hacer lo mismo.
Rusia, país que no es aún miembro de la OMC, también ha protestado enérgicamente y prohibió las importaciones de pollos de Estados Unidos alegando problemas sanitarios aunque sugirió al mismo tiempo que la medida está directamente relacionada con los aranceles sobre el acero.