TOKIO.- La deuda pública de Japón, la mayor del mundo industrializado respecto al PIB, alcanzó a finales de 2010 un valor récord de 919 billones de yenes (8,12 billones de euros), según informó hoy el Ministerio de Finanzas nipón.
El valor total de los bonos y obligaciones aumentó en 10,20 billones de yenes (90.130 millones de euros) desde el final de septiembre hasta el cierre de 2010, debido a la emisión de bonos ordinarios.
Desde finales de marzo pasado, en que finaliza el año fiscal en Japón, el aumento de la deuda pública nipona fue de 36,22 billones de yenes (320.052 millones de euros).
La deuda por habitante de Japón se situó a finales de 2010 en 7,22 millones de yenes (63.798 euros), según unas estimaciones de población de 127,37 millones de personas.
El Gobierno japonés del primer ministro, Naoto Kan, ha abogado por imponer una mayor disciplina fiscal, aumentar el impuesto al consumo del 5 por ciento actual y controlar la emisión de deuda para hacer frente a esta situación.
El pasado 27 de enero Standard & Poor's rebajó la calificación de la deuda japonesa de AA a AA-, por primera vez desde 2002, ante las dificultades del Gobierno nipón para sanear sus maltrechas finanzas públicas.
Si se tienen en cuenta las estimaciones del valor anual del PIB de Japón para 2010, en torno a los 5,5 billones de dólares (4,01 billones de euros), el volumen de la deuda pública nipona ya supone el doble del valor de su economía, la ratio más alta de los países industrializados.
Gran parte de esta deuda pública nipona pertenece a acreedores nacionales, mientras el alto nivel de ahorro de los hogares japoneses permite sostener esta situación a corto plazo, pese a las voces de advertencia, que incluso han llegado del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La enorme deuda japonesa tiene su origen a finales de los años 80, tras una década de pujanza, cuando tuvo lugar el estallido de la burbuja financiera, cuyas consecuencias siguen pesando hoy.
Además de la deuda, Japón, recientemente destronado por China de su puesto de segunda economía mundial, sufre de una endémica deflación, un lento ritmo de crecimiento y un escaso consumo privado.