BRUSELAS.- Los dirigentes de la Unión Europea (UE) parecían bien encaminados este viernes a aprobar un presupuesto comunitario para los próximos siete años, marcado por la austeridad que impulsaban los más ricos del bloque liderados por el Reino Unido y Alemania.
Tras más de 15 horas de negociaciones iniciadas el jueves, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, presentó finalmente una propuesta escrita a los 27 jefes de Estado o de Gobierno con vistas a lograr "un acuerdo" sobre el marco financiero plurianual 2014-2020.
Bajo la presión de los contribuyentes netos, el presidente del Consejo Europeo presentó un nuevo borrador que prevé recortes adicionales de más de 13.000 millones de euros en relación a su anterior proyecto rechazado en una primera cumbre en noviembre.
La nueva propuesta establece un techo de compromisos de gasto de 960.000 millones de euros, un 3% menos que el marco plurianual anterior (2007-2013), algo que sería inédito en las seis décadas de historia de la UE.
Pero hasta Francia, líder del grupo, que se resistía a perder las ayudas europeas, parecía dispuesta a aceptarla tras una intensa noche de reuniones.
"Es un compromiso, no es fabuloso, pero es aceptable", anunció una fuente francesa después de que los líderes interrumpieran su sesión plenaria hasta el mediodía para descansar un rato, aunque advirtió que aún quedaban flecos pendientes.
Los debates arrancaron sin embargo con posturas más distantes y nada hacía pensar que se pudiera lograr un acuerdo.
Las divisiones eran claras: de un lado estaban los contribuyentes netos que querían gastar poco (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia), y de otro, los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia, que querían que el presupuesto ayudara a compensar los recortes que se les exigen en los presupuestos nacionales y sirvieran para reactivar el crecimiento en esta época de crisis.
Italia, alineada con Francia y España en defensa de las ayudas a la agricultura (PAC) y los fondos de cohesión, amenazó inicialmente con vetar cualquier acuerdo que no respetara sus líneas rojas, pero el viernes parecía también dispuesta a plegarse al consenso.
De ser aprobada la propuesta de Van Rompuy, España recibirá en total cerca de 1.000 millones menos que en el plan de noviembre en ayuda a las regiones, pero mantendrá su ayuda de 500 millones de euros en el marco de la PAC.
No obstante, debería compensar esa pérdida con la parte que le toque -aspiraba a hasta un tercio- de la nueva iniciativa para luchar contra el desempleo juvenil, globalmente de 6.000 millones de euros, al ser uno de los países más afectados.