La escultura ''Flor de Globo (Magenta)'', del artista Jeff Koons.
ReutersLONDRES.- Este es un buen momento para comprar arte contemporáneo, aun cuando los precios nunca estuvieron tan altos, dice el coleccionista Howard Rachofsky de Dallas mientras digiere una salchicha alemana.
El ex administrador de un fondo de alto riesgo y su esposa Cindy están almorzando en Art Basel, la feria más grande del mundo dedicada a las obras de arte del sigo XXI y XX. Los galeristas realizaron numerosas operaciones en la 44ª edición de este año, luego de los US$ 1.100 millones alcanzados por las ventas contemporáneas de Nueva York en mayo.
La firma Landau Fine Art, de Montreal, vendió la tela de 1960 de René Magritte "Un peu de l'ame des bandits" (Un poco del espíritu de los bandidos) por un precio de US$ 12,5 millones.
"El mercado de las obras maestras y los trofeos no podría estar más fuerte", señala Rachofsky, de 69 años, que lleva una chaqueta azul cobalto y unos pantalones amarillo canario. "Hay mucho a niveles más modestos, en particular de artistas jóvenes. Hay oportunidades".
Rachofsky compró obras de los artistas italianos de posguerra Mimmo Rotella y Mario Merz por US$ 500.000 y US$ 150.000 cada una. También se llevó una obra abstracta de 1954 del japonés Kazuo Shiraga del grupo Gutai ("Encarnación") por unos US$ 300.000, vendida por el marchand de Londres David Juda.
Los Rachofsky son uno de los matrimonios compradores de arte más destacados de los Estados Unidos. Su colección se basa primordialmente en los movimientos estadounidenses y europeos de posguerra como el minimalismo de los 60 y el Arte Povera italiano. Las colecciones están expuestas en su casa modernista de Dallas, diseñada por Richard Meier, así como en un nuevo espacio de depósito de Dallas.
Crisis del mercado del arte
Rachofsky sorteó con destreza la crisis del mercado del arte de 2008-2009. En junio de 2008, vendió la escultura de 1995-2000 de Jeff Koons "Flor de globo (Magenta)" en Christie's International por un récord de 12,9 millones de libras (entonces US$ 25,8 millones).
"La vendimos específicamente para comprar un conjunto de cuatro pinturas de Sigmar Polke de 1982", dijo Rachofsky. "En ese momento, el mercado parecía insostenible e inimaginable. Si uno quiere seguir coleccionando, es muy improbable que tenga los recursos para jugar el juego sin vender cosas de vez en cuando".
Rachofsky atribuye el alza de los precios a lo que denomina concentración de la riqueza. "Después de comprar tres casas, dos yates y un avión, la manifestación más visible de riqueza es lo que cuelga de tus paredes, en especial si tus amigos saben que está allí", dijo. "El derecho de alardear es importante".
Cree que un cataclismo como la crisis de las hipotecas de alto riesgo de la década pasada provocaría una "pausa" en el mercado del arte. De lo contrario, sólo vislumbra que el negocio seguirá creciendo como siempre. "Parece haber algo nuevo que surge en cada temporada", añade.