LONDRES.- El Primer Ministro británico, el conservador David Cameron, se comprometió hoy a suprimir el impuesto de sucesiones para las viviendas de hasta un millón de libras (US$ 1,4 millones), si sale reelegido en las elecciones generales del 7 de mayo.
Los conservadores ya presentaron una medida similar en la campaña electoral de 2010, si bien el Partido Liberaldemócrata bloqueó la iniciativa como condición para formar un Gobierno de coalición.
"El deseo de dejar algo a los que vienen es uno de los instintos más básicos, humanos y naturales que existen", consideró Cameron.
"Esa casa por la que han trabajado y ahorrado les pertenece a ustedes y a su familia, y deberían poder dejársela a sus hijos. Con los conservadores, el recaudador no pondrá sus manos sobre ella", dijo jefe del Gobierno británico en un discurso en Cheltenham, al oeste de Inglaterra.
El ministro de Economía británico, George Osborne, explicó que el recorte del impuesto de sucesiones, que entraría en vigor en abril de 2017, tendrá un coste cercano a los 1.000 millones de libras (unos US$ 1.400 millones ), que espera sufragar aumentando las cargas a las contribuciones a planes de pensiones de aquellas personas que ganan más de 150.000 libras al año (unos US$ 220.000).
El portavoz de Tesorería del Partido Laborista, Chris Leslie, afirmó por su parte que los conservadores ya "hicieron esa promesa en las últimas elecciones y la rompieron".
Leslie se mostró contrario a "gastarse 1.000 millones de libras" en la medida "en un momento en el que el sistema de salud está en crisis".
Los laboristas prevén por su parte lanzar un plan para evitar la evasión fiscal que aportaría según sus cálculos más de 7.500 millones de libras anuales (10.275 millones de euros) a las arcas del Estado.
"Vamos a cerrar agujeros en el sistema sobre los que los conservadores no han actuado, vamos a incrementar la transparencia y endurecer los castigos" para los defraudadores, señaló al diario "The Observer" el responsable laborista de Economía, Ed Balls.
En el apartado económico de su programa electoral, los conservadores aspiran a eliminar el déficit en 2018 y lograr un superávit en el gasto corriente en 2019, mientras que los laboristas se marcan el superávit como objetivo para 2020.