Felipe Larraín y crisis de confianza: Gobierno dijo sobre reformas "algo que no correspondía"

SANTIAGO.- El actual escenario de la política, marcado por los diversos escándalos que han afectado a esta actividad, junto a la manera como se han implementado las reformas impulsadas por el Gobierno, son los aspectos centrales que, a juicio del ex ministro de Hacienda Felipe Larraín, han desatado la actual crisis de confianza en el país.

Tales fueron las conclusiones que expresó el ex jefe de las finanzas públicas tras encabezar el seminario "Confianza: ¿Perdida o extraviada?", organizado por el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (ClapesUC).

"Lo fundamental es constatar que hay una percepción bastante generalizada en Chile de una crisis de confianza. Probablemente es la más fuerte que hemos tenido en mucho tiempo: yo diría que esto ha ido en conjunto con una crisis política que tiene que ver con los escándalos que hemos conocido y también, a juicio nuestro, con las formas en que se han implementado las políticas y las reformas", señaló a Emol.

"Cuando planteas un conjunto de reformas que se hacen con una gran improvisación, con muchos errores técnicos que tienen que irse reparando en el camino, algunos de ellos se corrigen en la discusión parlamentaria, pero no todos se pueden enmendar y al final salen proyectos complicados, que tienen un efecto claro en el crecimiento, en la inversión, en el empleo. Esos proyectos no sólo han recibido la crítica de los técnicos: también han perdido la aprobación de la ciudadanía", añadió.

En esa línea, el ex titular de Hacienda indicó que el punto "está en que vas perdiendo la confianza porque, en primer lugar, en varios de estos proyectos se les dijo a los chilenos algo que no correspondía. Les contaron un cuento a los chilenos".

Larraín ejemplificó lo anterior con la reforma tributaria, sobre la cual "se dijo en su momento que la iba a pagar el 1% más rico, y que no iba a afectar a la clase media y a las pequeñas y medianas empresas".

No obstante, enfatizó, "las pymes y la clase media se dieron cuenta que esta reforma la estaban pagando ellos, y eso tiene que ver con la pérdida de la confianza. Por eso una reforma que comenzó muy popular termina al revés. Eso ha ocurrido también con las reformas educacional y laboral", sostuvo.

"En el caso de la reforma educacional, no va a alcanzar la plata para poder financiar la gratuidad", advirtió. "Nosotros en Clapes hicimos una investigación y determinamos que la gratuidad costaba alrededor de US$ 4.500 millones. Si hay que pagar eso y la reforma tributaria recauda US$ 8.200 millones, de los cuales aproximadamente US$ 5.500 son para gastos, no se puede financiar la gratuidad".

"Entonces comienza el tema de cómo discrimino y la forma de discriminación, que también se está planteando, hace que la gente se dé cuenta de que también es muy injusta", declaró.

No obstante, el director de Clapes señaló que para remediar lo anterior se debe apelar al diálogo, y al debate. "La retroexcavadora fue una enorme contribución a la desconfianza. La confianza se genera con proyectos con consensos amplios", insistió.

Escándalos Penta y SQM

Larraín también cuestionó el actuar del Ejecutivo una vez que comenzaron a expandirse ante la opinión pública las revelaciones vinculadas al caso Penta y su arista SQM.

"Este Gobierno cometió un error enorme cuando salieron todos estos casos: el error de creer que el problema está en la vereda del frente. Entonces, cuando surgen los primeros casos que estaban mayoritariamente en los partidos de oposición, el Ejecutivo dio a entender que el problema afectaba exclusivamente a los demás", precisó.

Así,  "cuando entra la arista SQM, ahí se dan cuenta que el problemas les cae de lleno en sus propias filas y en vez de entregar la información veraz en un primer momento, va saliendo en forma curiosa, dudosa y por goteo", manifestó.

En ese contexto, consideró "muy importante" para reforzar la confianza de la ciudadanía "que las instituciones se vean actuando en forma ecuánime y la gente perciba que hay un criterio que no es un criterio político, sino uno en el que frente al mismo problema, al mismo error o delito, se va a tener el mismo criterio y no va a cambiar dependiendo de qué lado político sea la persona o institución afectada".