SAN SALVADOR.- El Salvador presenta un panorama desolador por la destrucción de importantes carreteras, numerosas escuelas y centenares de viviendas a causa del terremoto del pasado martes y que han contribuido a agravar los daños registrados por el sismo de hace un mes.
El sismo de 6,6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, que concentró su poder destructivo en tres de los catorce departamentos de la nación, fracturó la columna vertebral del país: la carretera Panamericana que comunica a El Salvador con el resto del continente.
Nuevos deslizamientos en la carretera, que ya había sido sepultada por un corrimiento de tierra de grandes proporciones durante el primer terremoto que devastó el país el pasado 13 de enero afectaron la vía que ha quedado inservible en un prolongado tramo cercano a la ciudad de San Vicente.
El presidente salvadoreño, Francisco Flores, afirmó que una parte de la Panamericana, cercana al paso conocido como Curva La Leona, se derrumbó y que debido a la inestabilidad del suelo ya no podrá ser reparada, por lo que será necesario construir una vía alternativa.
Hasta el momento, el Gobierno no ha calculado los daños del segundo terremoto que afectó al país, mientras que en el del pasado 13 de enero, que tuvo una magnitud de 7,6 grados en la escala abierta de Richter, ha estimado de forma preliminar que las pérdidas suman más de mil millones de dólares.
A los daños materiales hay que sumar los al menos 274 muertos y los 2.432 heridos por el terremoto del pasado martes, y los 827 fallecidos y los más de 4.500 heridos que dejó el movimiento telúrico de hace un mes.
En el sismo del pasado 13 de enero, la carretera Panamericana se vio interrumpida en otro tramo situado en la salida de la ciudad de Santa Tecla, departamento de La Libertad, debido a un deslizamiento de rocas y lodo, por el que un mes después el paso de vehículos sigue estando restringido.
El intercambio comercial con el resto de Centroamérica se ha visto severamente afectado por el cierre de la carretera Panamericana, lo que supone elevadas pérdidas para la economía del país.
Otras vías que conducen a las poblaciones de Cuscatlán, La Paz y San Vicente se han visto interrumpidas, con lo que la llegada de ayuda humanitaria para los más de 100.000 damnificados que dejó el terremoto del martes se ha visto retrasada, así como la evacuación de los heridos, que tuvo que realizarse en helicópteros.
Por otra parte, la destrucción de 13.545 casas y los daños en otras 1.895, agravarán el ya elevado déficit de viviendas que existía en el país después del sismo del mes pasado, el cual había aumentado a unas 600.000 casas, según fuentes del Ministerio de Vivienda.
Poblaciones enteras fueron literalmente barridas por el sismo del martes donde la mayor parte de viviendas, construidas con adobe mediante una técnica ancestral supuestamente a prueba de terremotos, sucumbieron con facilidad.
El drama humano que ha causado el terremoto tiene como símbolo la muerte de cerca de una veintena de niños y de su maestra en la escuela parroquial del poblado de Candelaria en el departamento de Cuscatlán.
Otras escuelas de la zona, como la "Eulogia Rivas" de Cojutepeque, en Cuscatlán, sucumbió ante la potencia telúrica y mató a una de sus alumnas que a la hora del sismo se encontraba en clase al igual que millares de escolares en todo el país.
Tras verificar la destrucción de las escuelas en Cuscatlán, la ministra salvadoreña de Educación, Evelyn Jacir de Lovo, afirmó que en Cojutepeque, ciudad cabecera de esa provincia, prácticamente no han quedado locales que puedan ser alquilados por el Gobierno para que funcionen allí las escuelas debido a la total destrucción que dejó el sismo.
El Ministerio de Educación suspendió ayer las clases a nivel nacional durante una semana, pero en las zonas devastadas por el temblor la reanudación del año escolar es totalmente incierta.