SAN PABLO.- Al menos ocho personas murieron en la Cárcel brasileña de Carandirú, luego de que la Tropa de Choque de la Policía Militar invadió el presidio donde unos 10.000 presos rebelados mantienen a más de 5.000 rehenes.
Imágenes de la televisión local mostraron a miles de presos agitando banderas blancas en medio de un intenso tiroteo que, según esa fuente, dejó al menos dos heridos.
Al mismo tiempo un incendio de grandes dimensiones se desató en la vecina Cárcel del Estado de San Pablo, donde unos 4.000 presos rebelados tomaron otras 1.200 personas como rehenes.
La red local de televisión SBT transmitió imágenes de varios cuerpos yaciendo en el patio central de Carandirú.
Imágenes de los informativos mostraron a varias personas ensangrentadas que eran socorridas dentro del penal, y luego a varias ambulancias que salían del centro carcelario.
La confusión se produjo después de que se escucharon varios disparos en distintos pabellones de la cárcel, pero no se ha establecido si las víctimas fueron presos o algunos de los rehenes que tienen en su poder, que según la policía son más de 7.000.
Tampoco se sabe si los autores de los disparos fueron policías o los mismos presos, ya que según las autoridades, algunos de los amotinados disponen de armas de fuego.
Las rebeliones al parecer fueron organizadas por miembros de un denominado Primer Comando de la Capital (PCC), una organización dedicada al comercio de drogas, en protesta porque cinco de sus cabecillas fueron trasladados hace unos días de Carandirú a otras cárceles del estado de Sao Paulo.
Los líderes de las rebeliones exigen que sus jefes sean devueltos a Carandirú, donde la policía les confiscó la semana pasada una gran cantidad de armas, drogas y teléfonos celulares, con los cuales coordinaban sus negocios.
La Policía Militar confirmó la existencia de motines en 19 prisiones y aseguró que en algunas ciudades los presos ya pusieron fin a las rebeliones ante la presión de las autoridades.