BUENOS AIRES.- Cada semana, Rosa Olivera espera ansiosa la llegada del martes. Ese es el día en que el Club del Trueque de Quilmes abre sus puertas, y ella acude con la ilusión de que algunas de las cientos de personas que allí se reúnen quieran cambiar comida por su ropa usada.
"Me llevo mercadería, cosas para la casa, comida ... Es un ahorro y una ayuda muy grande", dijo la mujer de 52 años, que está desempleada desde hace 12 meses. "Por eso vengo", explicó Olivera, que hace tres meses encontró en esta antigua práctica una manera alternativa para vivir.
La mujer forma parte de las 320.000 personas que cada mes recurren a los 400 clubes de trueque de todo el país en busca de productos y servicios que necesitan para afrontar la severa crisis económica.
Hombres y mujeres de todas las edades intercambian tomates, jabones, pantalones, bicicletas y muebles, sin siquiera mencionar la palabra peso o dólar. Médicos, abogados, plomeros, electricistas y albañiles ofrecen su trabajo a cambio de mercaderías.
En el inicio del siglo XXI acuden así a un sistema previo a la aparición de las primeras monedas en el siglo VII A.C. Pero el moderno sistema de trueque en operación cuenta con el valioso aporte de la Internet.
Los socios de los clubes de trueque formaron una red que está conectada a través de la Internet. La gente puede ofrecer sus servicios y productos en la Web y en carteleras y folletos que se reparten en cada uno de los clubes.
"El crecimiento de la red se va potenciando mes a mes, fundamentalmente por la cantidad de necesidades insatisfechas que tiene el ciudadano", explicó Horacio Covas, químico que en 1995 fundó junto a otros tres amigos el primer club del trueque al que sólo 23 personas acudían a canjear productos y servicios.
A menos de seis años de la apertura de aquel club de Quilmes, en las afueras de esta capital, se ha multiplicado por varios cientos de miles la cantidad de personas que acuden. La red se ha expandido a la largo y ancho del país y ha llegado a Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador.
Aunque las transacciones no se realizan con dinero, se calcula que al mes representan unos 30 millones de dólares.
Cada socio ofrece en la red sus productos o servicios y, como contrapartida, obtiene las mercaderías o servicios que necesita para cubrir sus necesidades. El intercambio puede ser directamente de producto a producto o mediante "créditos", una "moneda social" interna que difunden los clubes y la red nacional que los une.
"La red le genera al socio una fuerte contención (social) y le permite pensar cómo mejorar su economía", manifestó Covas.
"Complementa un ingreso mensual monetario de entre 100 y 300 dólares con otro de 600 a 1.000 créditos por mes".
Covas explicó que las familias utilizan el dinero que obtienen en la economía formal para pagar los impuestos y servicios; y los créditos de los mercados de trueque para alimentarse, vestirse, acudir al médico, llamar al plomero o hasta tomarse unas vacaciones.
La economía argentina está sumergida en una profunda recesión desde hace más de dos años. Como consecuencia de esa contracción económica, el año pasado el costo de vida bajó en un 0,7%, la segunda deflación anual consecutiva.
Las ventas de los supermercados, que miden el consumo de artículos de primera necesidad, cayeron un 0,5% en el 2000 con respecto a 1999, mientras que en los centros comerciales disminuyeron un 2,3%.
La pobreza alcanza a 13 millones de los argentinos y el desempleo afecta a cuatro millones de los 36 millones de población.
El economista Julio Nudler dijo a la AP que la expansión actual del trueque puede ser explicada en parte por la crítica situación que ha creado la recesión económica, que convive con una mala distribución de la liquidez, la escasez de dinero y las dificultades en la cadena de pagos.
"Es un retroceso, pero no quiere decir que en determinados ámbitos no sea una alternativa válida", manifestó. "El trueque puede satisfacer una parte de las necesidades, pero no todas, salvo que las necesidades se vuelvan muy elementales por la situación de pobreza, como son vestimenta y alimentos", consideró.
No sólo acuden al trueque ciudadanos particulares. También lo hacen empresas y hasta gobiernos locales.
Pequeñas compañías de transporte cambian pasajes en autobús por pintura para sus vehículos, y numerosos hoteles consiguen sábanas, alimentos, productos de limpieza y hasta decoración, a cambio de hospedaje.
Algunos municipios, y hasta la provincia de Buenos Aires, han ofrecido a los ciudadanos la posibilidad de pagar sus deudas de impuestos con bienes o mercaderías, siempre que esos bienes sean de utilidad para las administraciones.
En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, el gobierno aceptaría la cancelación de deudas con leche o alimentos perecederos que destinaría luego a los comedores escolares, dijo Esteban Caselli, secretario general de la gobernación, al diario La Nación.
El fenómeno también ha interesado al gobierno nacional, que desde la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa (SEPyME) firmó recientemente un acuerdo con el Club del Trueque para promover el sistema en todo el país.
"Absolutamente", respondió Carlos Fazio, coordinador de la SEPyME, cuando la AP le preguntó si el gobierno impulsó el trueque para ayudar a sectores sociales necesitados.
"Hay muchos sectores postergados que tienen habilidades propias y no pueden desarrollarlas en la economía formal porque no tienen financiamiento, no tienen capacitación o porque no hay organismos que los apoyen para poder avanzar y crecer", indicó.
A través del proyecto oficial, el gobierno ofrecerá a partir de marzo capacitación a quienes integran la red de trueque, les facilitará financiamiento externo para que puedan comprar maquinarias y desarrollar mejor su actividad. También organizará eventos para difundir los "beneficios" del trueque, e intentará sensibilizar a grandes empresas para que efectúen aportes directos a la red o cambien allí sus productos por servicios.
Mientras tanto, esta antigua práctica continúa expandiéndose.
Con el trueque "voy cubriendo mis necesidades, es la economía del país la que te lleva a desarrollar esta actividad", comentó el farmacéutico Norberto Zárate.
Desde hace un año, Zárate acude al club a trocar sus hierbas medicinales por productos de limpieza y alimentos.
En Internet: www.truequeclub.com