YAKARTA, Indonesia.- La policía disparó gases lacrimógenos y golpeó a turbas de estudiantes que lanzaban piedras y bombas de gasolina frente a las oficinas del ex partido gobernante el martes, mientras el jefe de estado indonesio desoía los llamamientos a su renuncia.
La batalla callejera coronó un día de manifestaciones de partidarios y oponentes del Presidente Abdurrahman Wahid.
La bolsa de valores cayó fuertemente por segundo día consecutivo y el banco central tuvo que intervenir para apuntalar la divisa después que los asistentes presidenciales dijeron que Wahid canceló todos sus compromisos para descansar.
Pero por otra parte desestimaron las sugerencias de que el jefe de estado de 61 años de edad, que está casi ciego y que ha padecido varios ataques de apoplejía, podría haberse debilitado por la intensidad de la crisis política nacional.
La violencia estalló en la sede central en Yakarta del Partido Golkar, otrora el vehículo político del ex dictador Suharto. El partido es uno de varios que hace campaña para desplazar a Wahid.
Por lo menos cinco manifestantes golpeados fueron arrestados, en la más reciente de una serie de manifestaciones de grupos estudiantiles rivales.
La policía también golpeó a reporteros y camarógrafos y los amenazó con sus armas. Luego trató de confiscar las cámaras y las películas. Algunos oficiales cargaron sobre la multitud con sus motocicletas y embistieron a varios manifestantes.
"Nuestra nación se está desplomando en el terreno económico y el de la seguridad", advirtió Amien Rais, titular del cuerpo legislativo y uno de los más severos críticos de Wahid.
"El Presidente debe renunciar", dijo a un grupo de estudiantes opositores.
Anteriormente, unos 1.500 manifestantes se congregaron frente al palacio presidencial portando cartelones en los que manifestaban su adhesión a Wahid.
El lunes, unos 12.000 manifestantes opositores hicieron una demostración para exigir la renuncia del Presidente al que acusaron de corrupción.
Las presiones sobre Wahid se han intensificado en las últimas semanas después que decidió seguir una gira por el exterior pese a que en la isla de Borneo hubo una matanza de más de 450 indonesios migrantes.