BUENOS AIRES.- Con un acatamiento que los organizadores estimaron en cerca del 90%, terminó hoy una huelga nacional dispuesta por dos de las tres centrales sindicales argentinas en repudio a programas gubernamentales de austeridad.
El paro tuvo sus mayores dimensiones en el transporte público, la enseñanza pública, y la burocracia estatal.
"Es una demostración del agotamiento y el cansancio no sólo de los trabajadores sino del conjunto de la sociedad y de todos aquellos afectados por el sistema económico", manifestó Hugo Moyano, líder de la Confederación General del Trabajo (CGT) "rebelde".
Ratificó otra medida de fuerza de 36 horas dispuesta para los primeros días de abril y rechazó las medidas económicas impulsadas por el flamante ministro de Economía, Domingo Cavallo, con la intención de reactivar la deprimida economía.
La ministra de Trabajo, Patricia Bulrich, restó importancia al acatamiento de la medida de fuerza y dijo que más del "65% del país" funcionó con normalidad.
En los alrededores de Buenos Aires y en otras ciudades del interior, grupos de huelguistas cortaron rutas, avenidas y vías del ferrocarril, y quemaron neumáticos para evitar el tránsito de los vehículos y trenes.
Se registraron algunos incidentes, cuando grupos de trabajadores que adhirieron al paro rompieron vidrieras de negocios y ventanillas de al menos 18 buses urbanos que circulaban por las calles.
La medida de fuerza, por 24 horas, fue dispuesta por el sector "rebelde" de la peronista CGT y por la izquierdista Central de Trabajadores Argentinos (CTA). No se plegó, en cambio, la rama "dialoguista" de la CGT.
La huelga fue dispuesta el pasado viernes, cuando el gobierno difundió un duro programa de austeridad elaborado por el entonces ministro de economía Ricardo López Murphy, que debió renunciar tres días después ante el rechazo a sus medidas.
Los ajustes presupuestarios de López Murphy no llegaron a ponerse en práctica. Sin embargo, las centrales mantuvieron los paros, en una virtual advertencia a Cavallo.
Criticaron al ministro atribuyéndole la paternidad de los programas "neoliberales" implantados en la década anterior. Cavallo fue también ministro de economía del anterior presidente peronista Carlos Menem entre 1991 y 1996.