BEIJING/WASHINGTON.- China acusó ayer a Estados Unidos de violar gravemente las leyes internacionales en el caso de un avión espía EP-3, que el pasado 1 de abril realizó un aterrizaje forzoso en la isla de Hainan tras colisionar con un caza de Beijing, cuyo piloto resultó muerto.
"Estados Unidos violó la ley internacional y es el único responsable de la colisión", señaló el jurista chino Li Qin, en un comunicado difundido ayer por la agencia estatal Xinhua, portavoz del Partido Comunista (PCCh).
Li Qin agregó que "tras un análisis exhaustivo de la colisión basado en las leyes internaciona-
les, los hechos demuestran que Estados Unidos actuó de forma ilegal, por lo que debe asumir la total responsabilidad por lo ocurrido".
El avión de reconocimiento naval estadounidense chocó contra el caza chino F-8 cuando realizaba un vuelo sobre el Mar del Sur de China, debiendo aterrizar de emergencia en la base militar de la isla subtropical de Hainan, donde sus 24 tripulantes permanecieron retenidos hasta el pasado jueves.
Washington sostiene que el accidente se produjo por un acercamiento agresivo del avión de combate chino, mientras que Beijing acusa al piloto del EP-3 de realizar un viraje brusco e impactar a su aeronave.
China aún mantiene en su poder el avión de vigilancia electrónica en la base militar de Hainan y de momento se niega a devolverlo a Estados Unidos, país al que ha exigido "que ponga fin de una vez por todas a los vuelos de sus aviones espías cerca de sus costas".
Representantes de ambos países tienen previsto reunirse el próximo miércoles, casi con toda probabilidad en Beijing, para buscar una salida a la crisis.
Esta ronda de negociaciones coincidirá con la llegada a la capital china del Presidente Jiang Zemin, quien está a punto de concluir una gira por América Latina.
"La crisis no ha terminado. El pueblo y el gobierno de China exigen explicaciones convincentes de Estados Unidos y que concluyan los vuelos de aviones espías cerca de nuestro territorio", declaró el sábado la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhang Qiyue.
La crisis ha vuelto a abrir en Beijing las heridas infligidas tras el bombardeo accidental por aviones de la OTAN de la Embajada china en Belgrado (mayo de 1999) durante la guerra de Yugoslavia, que causó la muerte de tres periodistas y una veintena de heridos.
Venta de Armas a Taiwán
Las declaraciones de Li Qin se producen en un momento de tensión creciente entre China y Estados Unidos, que podría agravarse aún más si el Senado estadounidense aprueba el próximo día 24 de abril la venta de armas a Taiwán, después de una propuesta de un grupo de legisladores que ha sido una verdadera bofetada para Beijing.
Los parlamentarios esperan que el proyecto sea apoyado por el Presidente George Bush, posibilitándose la exportación a la isla asiática de un lote de armas y equipo militar, entre los que se cuentan cuatro destructores tasados en mil millones de dólares cada uno.
El Presidente taiwanés, Chen Shui Bian, pidió ayer a Bush que apresure su decisión, porque contribuirá a consolidar la confianza de su país frente a China, que reclama la soberanía sobre Taiwán a la que considera una provincia rebelde.
Relaciones Comerciales
En Peligro
Varios legisladores estadounidenses acudieron ayer a su retórica antichina, a pocos días de realizarse el crucial encuentro destinado a resolver la crisis en las relaciones entre ambos países desatada por el avión espía, advirtiendo que la conducta de Beijing podría amenazar el comercio con Estados Unidos.
El sentimiento antichino en el Congreso se reflejó claramente en varios programas de entrevistas de la televisión norteamericana, donde los parlamentarios invitados renovaron la fuerte presión doméstica que soporta el Presidente Bush.
Henry Hyde, presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, expresó a la cadena de televisión NBC que "Beijing puso en peligro" el voto del Congreso sobre la normalización de las relaciones entre ambos países, prevista para junio.
El senador demócrata Robert Torricelli afirmó al mismo medio que si China no era confiable en temas como la crisis del avión espía, "uno se pregunta si ellos obedecerán las leyes de los tratados comerciales".
El legislador indicó que "sin dudas" votaría contra la renovación del estatus de socio comercial normal permanente concedido a Beijing.
El Presidente estadounidense debe decidir si renueva o no por un año una cláusula que prevé la normalización a título permanente de las relaciones comerciales con China, votada el verano (boreal) pasado bajo la administración de Bill Clinton.
Esta cláusula PNTR (Relaciones Comerciales Normales Permanentes), que permite a los países beneficiarse con un régimen aduanero preferencial, se aplica a países que no tienen una economía de mercado o no son miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
A menos que China se una a la OMC antes de fines de mayo - lo que parece poco probable debido al bloqueo de las discusiones en Ginebra- , Bush debería pronunciarse sobre la renovación de la cláusula.
Pero el Presidente está sometido a presiones contradictorias de parte del sector empresarial que financia su partido que quiere relaciones comerciales con China, y los republicanos ultraconservadores hostiles a una apertura de este tipo.
Una vez que Bush haya decidido el camino a tomar, el Senado y la Cámara de Representantes deberán resolver.
Por el lado chino, un funcionario comercial de China exhortó al Congreso de Estados Unidos para que no vincule la reciente controversia sobre el avión espía norteamericano con la votación para renovar la normalidad en el comercio con el país asiático, de acuerdo con medios estatales.
La preservación de vínculos económicos estables beneficiaría a ambos países, dijo el portavoz del Ministerio de Comercio de China, Gao Yan, citado el sábado por el servicio informativo chino.
"China no desea pelear una guerra comercial con ningún país", expresó Gao, durante una feria comercial en Guangzhou, en el sureste de su país. Agregó que la vinculación del incidente aéreo con asuntos comerciales podría causar un gran daño a las relaciones económicas entre los dos estados.