MONTEVIDEO.- Uruguay estaba el jueves bajo un estado de emergencia sanitaria nacional dispuesta por el gobierno tras el surgimiento de un brote de fiebre aftosa procedente de la Argentina, según el Presidente Jorge Batlle.
Batlle reclamó en tono preocupado "tranquilidad y confianza" en las medidas que están aplicándose y reiteró que seguirá el sacrificio de reses.
El mandatario admitió los "problemas con la carne faenada, embarcada, con los obreros. En pocas palabras tenemos problemas económicos y financieros".
Consideró como una "muy difícil situación".
Mientras se cortaron rutas y surgieron reclamos de los sectores agropecuarios para vacunar al ganado contra el mal. Batlle también pidió que se levanten los cortes de rutas y "dejen trabajar a las autoridades".
Al mismo tiempo, el senador Jorge Larrañaga reclamó que se analice la posibilidad que Argentina indemnice a Uruguay por las ingentes pérdidas que se avizoran con la suspensión de exportaciones de carne, al responsabilizar al gobierno del país vecino de la situación.
El año pasado, se exportaron 271.978 toneladas de carne con ingresos por 478,2 millones de dólares, un 20,8% más que en 1999.
El gobierno argentino debió admitir recientemente que había ocultado casi un año decenas de brotes de aftosa en virtualmente todas sus provincias, lo cual despertó un profundo malestar en Uruguay.
Altas autoridades del gobierno argentino vinculados a estos temas hicieron este jueves, empero, llamadas telefónicas de "solidaridad" y para "brindar el apoyo necesario" para enfrentar la situación, reveló a la AP Carlos Olave subdirector de los servicios ganaderos.
Hasta ahora, el gobierno informó de cuatro brotes de aftosa en el departamento de Soriano, unos 230 kilómetros al oeste frente a costas argentinas, pero se estudian presuntos brotes en el vecino departamento de Colonia. Ambos departamentos forman parte importante de la cuenca lechera.
Olave informó que hasta ahora han sido sacrificados 430 ovinos y 640 ovinos y se abrió el período neurálgico de 14 días que vencen el 4 de mayo para determinar si pudo controlarse la aftosa o se expandió. La incubación del mal es de ese término.
Olave indicó que desde el "mismo momento de detectarse aftosa en Soriano se cursaron informaciones a todos los importadores adelantando la situación".
Informó que hay unos 830 contenedores en barcos llevando carne y se desconoce que suerte correrán cuando lleguen a sus destinos, aunque todos los certificados son previos al surgimiento de la aftosa.
El brote de Soriano, que Batlle atribuyó como responsabilidad de Argentina, es el segundo que se registra en Uruguay tras el surgido en octubre pasado en Artigas, a 600 kilómetros al noroeste en la frontera con Brasil de donde provino la infección en aquella oportunidad.
En principio, el gobierno se mostró partidario de aplicar el llamado "rifle sanitario", es decir el sacrificio de las reses y su entierro bajo desinfección y la tumba común taponeada con dos metros de tierra. Esa medida afectaría a más de 5.000 animales.
Sin embargo, productores rurales comenzaron a presionar para que en lugar del sacrificio de las reses comience una vacunación antiaftosa de los rodeos, para evitar diezmar las cabezas que superan en todo el país los 10 millones de reses bovinas y otros 14 millones de ovinos. El costo de la vacunación masiva sería de cerca de 30 millones de dólares.
Olave dijo que una vacunación sería sólo en caso de ser incontrolable la situación y habría que importar vacunas.
La cuestión es que si se vacuna, Uruguay deberá esperar cuatro años sin que se registren nuevos focos para recuperar la condición de libre de aftosa sin vacunación. La incidencia económica es que los precios de la carne del circuito no aftósico es 50% superior al que prevalece en el mercado aftósico.