WASHINGTON.- El Presidente George W. Bush lanzó el martes las bases de su proyecto de defensa antimisiles y abogó por un nuevo diálogo con las potencias nucleares y los aliados de Estados Unidos que conduzca a reemplazar la política de disuasión nuclear nacida de la Guerra Fría.
"El sol sale hoy en un mundo muy diferente", dijo Bush en un discurso pronunciado en la Universidad de Defensa Nacional de Fort McNair en el estado de Virginia.
La proliferación de armas nucleares ya no es una "amenaza distante" sino "una realidad", dijo el Mandatario al reseñar las nuevas realidades de los tiempos posteriores a la Guerra Fría.
"Las amenazas más grandes no provienen de miles de misiles balísticos en manos de los soviético sino de un pequeño número de misiles en manos de estados para los que el terror y el chantaje son algo natural", dijo Bush. Puso como ejemplo de los "tiranos de hoy" al Presidente iraquí Saddam Hussein.
"En un mundo así la disuasión de la Guerra Fría no es suficiente para mantener la paz (y) proteger a nuestros conciudadanos, nuestros aliados y amigos", subrayó.
Para hacer frente a esas amenazas de estados o de grupos terroristas, Estados Unidos debe dotarse de un escudo antimisiles, dijo Bush quien, sin embargo, no dio a conocer un calendario preciso para llegar a ese objetivo.
Sin entrar en detalles señaló que el escudo sería un sistema dotado de componentes terrestres, marítimos y aéreos "para interceptar los misiles a mitad de camino o durante su ingreso a la atmósfera".
Bush consideró "promisorias" las nuevas tecnologías que están en desarrollo para interceptar los misiles inmediatamente después de su lanzamiento.
"Se trata de una ocasión importante para volver a pensar en nuevas formas de mantener la paz. El mundo de hoy exige una nueva política; una vasta estrategia de no proliferación activa, de antiproliferación y de defensa", dijo el Presidente.
Agregó que "la disuasión no puede estar sólo basada en la amenaza de represalias nucleares".
El proyectado escudo antimisiles de Washington desató la oposición de Moscú y de los aliados de Estados Unidos. Bush trató de suavizar ese sentimiento y señaló que quiere concertar con ellos la nueva doctrina de defensa.
Con ese objetivo anunció el envío la semana próxima de altos funcionarios de su gobierno a Europa, Asia, Australia y Canadá.
"No queremos presentar a nuestros aliados y amigos decisiones unilaterales. Queremos escuchar sus posiciones y tomarlas en cuenta", dijo y abogó también por dialogar con China y Rusia.
Para Bush la nueva doctrina de disuasión pasa inevitablemente por el abandono del tratado ABM de prohibición de los sistemas antimisiles firmado por Estados Unidos y la Unión Soviética en 1972.
"Rusia y Estados Unidos deben colaborar para desarrollar los nuevos cimientos de la paz y de la seguridad mundial en el siglo XXI. Tenemos que superar las obligaciones impuestas por el tratado ABM que datan de hace 30 años", afirmó.
"Este tratado ignora los avances tecnológicos de los últimos 30 años. Nos impide explorar todas las opciones" para permitir a Estados Unidos, sus aliados y otros países defenderse contra las nuevas amenazas de países irresponsables, hostiles a Washington y a la democracia, sostuvo.
Moscú se opone formalmente a la abrogación del tratado ABM, que considera una garantía del esqueleto de la seguridad mundial.
"Mi meta es reducir rápidamente las fuerzas nucleares", dijo Bush quien habló de mantener "un número mínimo de armas" pero sin dar cifras detalladas.
La vaguedad de las propuestas presidenciales motivó inmediatas críticas de los demócratas. "Es un mensaje confuso porque no da ningún detalle", dijo el senador Joseph Biden, miembro de la comisión de asuntos exteriores del Senado.