WASHINGTON.- Las relaciones entre Estados Unidos y China volvieron a endurecerse este miércoles, al recibir el Presidente George W. Bush en la Casa Blanca al Dalai Lama.
El Mandatario norteamericano dijo al Dalai Lama que "buscaría la forma de alentar un diálogo" con el gobierno de China y "expresó su esperanza en que el gobierno chino responda favorablemente", explicó un portavoz de la Casa Blanca.
La presencia del Dalai Lama en la Casa Blanca se manifiesta cuando todavía está en Nueva York el Presidente de Taiwán Chen Shui-bian, una visita que, como ocurre siempre que Estados Unidos tiene un "gesto" hacia Taiwán, revolvió los ánimos de Beijing que considera la isla como una provincia rebelde.
El gobierno de China se ha quejado por las bienvenidas que dan en EE.UU. al jefe espiritual de los tibetanos, a quien Beijing considera un independentista peligroso, y al gobernante de Taiwán, que para las autoridades chinas no es más que una provincia contumaz.
La administración Bush, que hace menos de dos meses se vio embrollada en una disputa con China después de la colisión en vuelo de un avión espía estadounidense con un caza asiático, hizo hoy algunos gestos para apaciguar a Beijing.
Zhu Bangzao, un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, dijo en Beijing que "Estados Unidos ha interferido en los asuntos internos de China, y ha perjudicado los intereses nacionales en asuntos como el Tíbet y Taiwán".
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional explicó a EFE que Bush recibió al Dalai Lama como un dirigente espiritual y no como un político, y que el encuentro fue en el área de residencia del Presidente en lugar del Despacho Oval o las oficinas del ala oeste.
Bush "también reiteró el compromiso firme de Estados Unidos en su apoyo a la preservación de la identidad religiosa, cultural y lingúística de Tibet, y la protección de los derechos humanos de todos los tibetanos", agregó la Casa Blanca.
La reunión se celebró al cumplirse el quincuagésimo aniversario del acuerdo que puso fin a un conflicto armado de siete meses entre el Tíbet y China, y que estipuló el control de Beijing sobre el territorio, que había tenido autonomía desde el final de la última dinastía manchú en 1911.
El Dalai Lama se reunió el martes con el secretario de Estado, Colin Powel, con quien habló sobre la promoción de los derechos humanos y los valores religiosos, y la situación en Tíbet, una región que China invadió a fines de 1950.
Según las organizaciones de derechos humanos, cientos de miles de tibetanos han huido de su país, y cientos de miles han muerto o han sufrido represión de las autoridades chinas, al tiempo que Pekín ha desarrollado una política de asimilación que incluye el establecimiento de pobladores y el uso obligatorio del idioma chino.
El Dalai Lama, a quien los tibetanos consideran su dirigente espiritual, huyó del Tíbet en 1959 acompañado por más de 100.000 personas, y ha establecido su centro de operaciones en India.
El Presidente de Taiwán, quien ha hecho escala en Estados Unidos dentro de un viaje a América Latina, se reunió con legisladores, empresarios y académicos en una visita que el portavoz de Beijing, Zhu, calificó como una prueba de una actitud menos amistosa de Washington hacia China.
La administración Bush decidió el mes pasado que suministrará a Taiwán equipos militares que incluyen destructores, submarinos, sistemas de radar, misiles y torpedos, aunque no accedió al pedido de Taipei para la provisión de destructores equipados con el sistema Aegis de radar y misiles.
Asimismo Bush puso fin a dos décadas y media de ambigúedad en la postura de Estados Unidos sobre la defensa de Taiwán cuando afirmó, en una entrevista, que Washington emplearía "todos los recursos necesarios", incluido el uso de la fuerza militar, si China atacara a la isla.
La relación entre Washington y Beijing, preñada de fricciones durante décadas, se ha deteriorado en el último año por las denuncias de Estados Unidos sobre violaciones de los derechos humanos, y los arrestos en China de personas acusadas de espiar para los estadounidenses.