LONDRES.- Por segunda noche consecutiva continuaron los desordenes raciales en Oldham, un suburbio de Manchester, donde la tensión racial había aumentado en las últimas semanas.
Jóvenes blancos atacaron casas y comercios de inmigrantes pakistaníes y medio millar de éstos se enfrentó luego con la policía arrojando bombas molotov y piedras, protagonizando los más graves choques raciales escenificados en el Reino Unido en los últimos veinte años.
Durante los incidentes de la noche del domingo al lunes hubo al menos 30 heridos y la policía arrestó 37 personas. La noche anterior había habido 20 heridos (15 de ellos agentes de la policía) y 17 arrestos como consecuencia de los incidentes.
Un vocero policial dijo que "tratamos de mantener bajo control la situación recurriendo a la 'tolerancia cero' y a una masiva presencia de las fuerzas de seguridad en las calles", pero no fue suficiente.
El vocero confirmó que los choques continuaron produciéndose anoche "entre blancos y asiáticos", muchos de ellos hijos de inmigrantes de Bangladesh que en su mayoría llegaron a Inglaterra en los años sesenta.
Tal como había ocurrido la noche del sábado la policía intervino con dureza contra los grupos de jóvenes que lanzaban botellas incendiarias y ladrillos contra las fuerzas del orden y edificios públicos y que destruyeron varios automóviles.
Los desórdenes de este fin de semana en Oldham fueron los más graves en el Reino Unido desde la revuelta de Brixton en 1985.
Oldham, una localidad de 225 mil habitantes, el diez por ciento de ellos de origen asiático, desde hace tiempo está en la mira del Frente Nacional, una organización racista que proclama la supremacía de la raza blanca.