BRDO PRI KRANJU, Eslovenia.- El Presidente estadounidense, George W. Bush, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, dieron la imagen de haber mantenido una calurosa primera entrevista, celebrada en el castillo de Brdo, cerca de Liubliana, sin ocultar su principal punto de desacuerdo, la defensa antimisiles (NMD).
Ambos dirigentes quisieron demostrar, a lo largo de la breve cumbre bilateral que duró una hora y cuarenta minutos, su voluntad de construir una relación de confianza. "Las diferencias de nuestras posturas, de las posturas de los dos países no son realmente de carácter fundamental, de carácter global; no hay nada que no pueda ser solucionado", declaró Vladimir Putin durante la conferencia de prensa final.
George W. Bush y Vladimir Putin pronunciaron la frase repetida por el Presidente norteamericano los últimos días, durante su gira europea: "Estados Unidos y Rusia no son enemigos". "Nuestros países tienen intereses comunes y compartimos grandes responsabilidades", dijo Bush, hablando de una entrevista "directa" y "muy fructífera".
Llegados a primera hora de la tarde a Liubliana, los dos presidentes mantuvieron su primera cumbre en el castillo de Brdo, una impresionante construcción del siglo XVI, a unos 30 km de la capital eslovena.
Ambos, sonrientes, pasearon por el parque del castillo, conversando sin intérprete mientras los cámaras de televisión y los fotógrafos, mantenidos a distancia, inmortalizaban ese instante. Como primera toma de contacto, la minicumbre no dio lugar a ninguna decisión, pero el principal desacuerdo entre las dos potencias desde la llegada de George W. Bush a la Casa Blanca, el proyecto estadounidense de defensa antimisiles, quedó patente.
"He dicho al Presidente Putin que necesitábamos un nuevo enfoque para una nueva era, un enfoque que proteja a la vez a nuestros pueblos y refuerce la disuasión, explorando y desarrollando una nueva actitud en materia de defensa y de defensa antimisiles", declaró Bush.
Vladimir Putin reiteró la postura constante de Rusia. "Partimos de la idea de que el tratado antimisiles ABM de 1972 es la piedra angular de una arquitectura mundial de seguridad nacional", afirmó.
La revisión de ese tratado es indispensable para poner en práctica el proyecto de escudo antimisiles norteamericano. Sin embargo, el Presidente ruso no cerró la puerta al diálogo ruso-norteamericano sobre las "nuevas amenazas" que, según los últimos, justifican el desarrollo de su proyecto. Esas "amenazas" procederían de "Estados irresponsables", que estarían tentados de apuntar misiles contra Estados Unidos, sus aliados o Rusia.
"Estamos de acuerdo en sentarnos en torno a una mesa y mantener una buena reflexión sobre ese tema", dijo. George W. Bush aseguró que su secretario de Estado, Colin Powell, y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, iniciarían conversaciones sobre cuestiones de seguridad con sus homólogos rusos, Igor Ivanov y Serguei Ivanov.
"Ha sido una semana excelente y estoy contento de que haya terminado de manera tan satisfactoria aquí en Eslovenia", aseguró Powell al término de la cumbre.
Bush también se pronunció a favor de la intensificación de la cooperación económica con Rusia y se declaró dispuesto a enviar a Moscú a los secretarios norteamericanos del Tesoro y de Comercio, Paul O'Neill y Don Evans.
George W. Bush aseguró además a Rusia su apoyo para su adhesión a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Ambos presidentes intercambiaron cordiales invitaciones. Putin debería viajar el próximo otoño (boreal) a Estados Unidos y visitar a Bush en su rancho. El Presidente norteamericano también aceptó visitar Rusia.
Putin abandonó Liubliana a última hora de la tarde con rumbo a Belgrado, adonde llegó en visita oficial, la primera de un jefe de Estado ruso a la República Federal de Yugoslavia (RFY).
En tanto, Bush también abandonó Eslovenia para regresar a Washington, al término de una gira de cinco días por Europa.