KIEV.- El PapaJuan Pablo II inició el sábado una delicada visita a Ucrania declarando "Vengo con amor", y buscando reconciliar las amargas divisiones entre su grey y la Iglesia Ortodoxa que han empeorado desde la caída de la Unión Soviética.
Los líderes ortodoxos han rechazado sus intentos de acercamiento.
El pontífice respondió a las frecuentes quejas de Moscú en el sentido de que el Vaticano busca extender su influencia en territorios tradicionalmente ortodoxos, asegurando que "No he venido con intención proselitista".
El pontífice, de 81 años, voló desde Roma a pesar de noticias de manifestaciones callejeras en Kiev y condenas contra su visita por parte del patriarcado moscovita, la rama principal de los cristianos ortodoxos de Ucrania.
"Esperamos que (la visita) no detendrá la mejoría en nuestras relaciones. Pero eso podría suceder", advirtió el patriarca ruso Alexy II durante una visita a Bielorrusia, el sábado.
Apoyándose en un báculo, el Papasaludó a líderes políticos y dignatarios antes de partir del aeropuerto hacia Kiev.
Un pequeño grupo de vecinos de esta capital, e 2,6 millones de habitantes, se concentró cerca de la pista del aeropuerto con carteles de bienvenida, y el presidente Leonid Kuchma acudió a recibir a la delegación vaticana.
Pero ningún líder ortodoxo acudió a recibirlo, y según informes, el jefe de la iglesia ucraniana en Moscú salió de la ciudad.
"Nos entristece la imposibilidad de reunirnos con los ortodoxos", dijo el cardenal Walter Kasper, quien dirige la oficina del Vaticano para relaciones con otros cristianos, dijeron reporteros que viajan con el pontífice.
Juan Pablo puso de inmediato en claro la intención de su visita al hacer votos por la comprensión entre las iglesias y exhortar al perdón mutuo por los "males sufridos" tanto por católicos como por ortodoxos.
"Como peregrino de la paz y la hermandad, estoy seguro que seré bienvenido con amistad también por aquellos que, aunque no son católicos, tienen sus corazones abiertos al dialogo y la cooperación", dijo hablando con fluidez el ucraniano.
Los líderes de la ortodoxia rusa, con sede en Moscú, que también controlan parroquias ortodoxas en Ucrania, acusan a los católicos de realizar una actividad misionera intensa entre los ortodoxos, y de apoderarse de sus iglesias y otras propiedades en Ucrania. También han realizado manifestaciones callejeras en Kiev, la capital.