PAMPLONA.- El segundo encierro de los Sanfermines en Pamplona dejó el domingo tres heridos, cuando uno de los toros se negó a seguir a la manada y amenazó, en cambio, a los espectadores a lo largo de la ruta.
Inicialmente, funcionarios dijeron que hubo cuatro heridos, uno de ellos por cornada, pero un recuento definitivo por el gobierno regional de Navarra indicó que sólo tres personas habían sido atendidas en los hospitales por heridas menores como magullones y laceraciones.
"Fue otro encierro peligroso, como el del sábado. Los toros resbalaban por todos lados y estaban desorientados", dijo una portavoz de los servicios de emergencia de Pamplona.
Hubo seis corneados en el encierro del sábado, cuando cientos de corredores se agolparon frente a seis grandes toros de lidia.
Los encierros son el punto más destacado del festival de nueve días de San Fermín, que se celebra anualmente en julio.
Una estadounidense sufrió el sábado una profunda herida de asta en un muslo y un joven de Pamplona una cornada en el pecho, en lo que las autoridades han calificado como el encierro más peligroso de los últimos años.
Ambos están fuera de peligro, dijeron el domingo fuentes médicas.
El domingo, uno de los toros fue separado del resto del grupo cuando resbaló sobre la calle, húmeda por las recientes lluvias.
En vez de correr por las angostas calles del histórico centro de la ciudad del norte español hacia el coso taurino, el astado enfiló hacia los espectadores, presto a embestir.
Los peones lograron, finalmente, controlar al toro para que retomase la ruta.
La televisión proyectó imágenes en las que un toro aprisionaba a un hombre contra una pared.
Pero su larga y afilada asta sólo atravesó la camisa del hombre, dejándolo colgando por algunos segundos, con sus pantalones también rotos.
Cientos de corredores vestidos de blanco y los tradicionales pañuelos rojos han participado en los dos encierros celebrados hasta el momento.
La manada recorre cada mañana los 825 metros que separan los establos del coso taurino, donde por la tarde se celebran las corridas de los Sanfermines.
La última muerte en uno de los encierros se registró en 1995, cuando un joven estadounidense de 22 años fue empitonado por uno de los astados.
Cientos de miles de turistas, muchos de ellos extranjeros, llegan a Pamplona durante las fiestas y una gran parte pasa la noche de fiesta por las calles de la ciudad antes de participar en los encierros, temprano en la mañana.